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☆Enzo

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Enzo

Reece me pasa la pelota, espera que le haga una asistencia a Cole, pero no llego ni a agarrarla. Pasa directo al equipo rival, que con un saque largo del arquero quedan con nuestro arco servido y no tardan mucho en anotar un gol. Terminan ganando ellos al desempatar el 0-0 en el tiempo extra del segundo tiempo.

Estoy desconcentrado, si agarraba la pelota metía un golazo y ganábamos nosotros. La concha de la lora, me tengo una bronca.

El DT da por finalizado el partido amistoso que hicimos con el equipo para practicar, no espero nada para tomarme el palo en dirección al vestuario. No quiero hablar con la prensa que estuvo en la práctica porque ya veo venir las estupideces que me van a preguntar, la otra vez que salí llorando de la cancha me armaron un bardo que si no fuera porque abracé a Valentina iban a flashear que era por Candela. Y no iban a estar equivocados.

Re irónico, ¿no? Ella no me quiere ver ni en figurita y la gente flasheaba que entre nosotros había algo. Ojalá hubiera algo, así no tendría que estar quemandome la cabeza en como librarme de lo que conlleva tener ese anillo de mierda.

Siento una mano en mi hombro que me da un apretón y después me despeina el pelo, es Reece.

—¿Desconcentrado? —pregunta en un español medio malo. Medio si lo ves con un solo ojo.

Lo ignoro y me saco la cinta de capitán para tirarla en el piso, me saco la camiseta y hago lo mismo.

Es solo un partido, vendrán tiempos mejores —agrega y lo miro para decirle que cierre el orto, pero me rescato al toque y no llego a decirle nada. Sé que no lo hace de gil.

—¿Es por la amiga de Cami? La que trajiste a un entrenamiento.

Levanto una ceja. ¿Y este?

—¿Y vos de dónde la conoces a Candela? —me acerco un poco.

Levanta las manos mostrándome las palmas.

Lado a Lado | Enzo FernándezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora