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Maratón 1/2 ♡

Me termino despertando toda mareada en una habitación que no recuerdo, apoyo las manos detrás de mi espalda para sentarme e intentar recobrar el sentido. Lo primero que veo es una foto de Licha abrazándome sobre la mesita de luz, lo que me da el indicio de que estoy en su habitación. Es raro que no haya tirado esa foto todavía.

Me levanto como puedo, casi pego un grito al ver a Ori tirada sobre una frazada en el piso. Me acerco a ella y me arrodillo para intentar despertarla.

—Eu, amiga —la muevo despacito. —Oriana, despertate. Ori, Ori, Ori —la muevo de acá para allá.

—Mmh —se tapa la cara con el antebrazo. —Dejame dormir —pide media dormida.

—Dale, amiga, levantate que estamos en la pieza de Licha —apenas me escucha se saca la mano y se levanta mirando para todos lados.

—¿Qué hacemos acá? Cualquiera.

Me encojo de hombros. —Nos habremos dado vuelta y nos tiraron acá a dormir.

Arruga la frente y se levanta del piso agarrándose la espalda, se habrá hecho mierda durmiendo ahí. Me paro para ponerme las botas, el piso está helado y eso que hace un calor.

—¿Dónde se habrá metido Paulo? —pregunta agarrando su celular.

—Ni idea, capaz fueron a entrenar, si ni Licha anda por acá —sugiero subiendome el cierre de las botas. Una vez que termino, bajo los pies al piso y la miro. —¿Querés ir a ver? Necesito aire.

Es cuestión de segundos para que se arregle y salgamos en dirección a la cancha, los van a cagar a pedos si ven que nos dejaron dormir acá en las habitaciones.
Afuera está re soleado, el sol quema y hace un calor.

—Se re presta para ir a una pile —le digo haciendo carpita en mi frente por el sol.

—Che, ¿esa no es Valentina? —Ori me corta y señala a una mina que está sentada al costado de la cancha con otra al lado.

Entrecierro los ojos como si me dejara ver más, pero naturalmente llego a ver a Valentina charlando con la otra mina.

—Y está con la Rocío —agrego, las dos nos miramos mutuamente y nos tentamos.

Rocío es la mujer de Tomi, el ex de Ori, y bueno, Valentina es la futura esposa de Enzo.

Al reírnos tan fuere terminamos llamando su atención, nos fulminan con la mirada mientras nos sentamos del otro lado de la cancha. Los chicos están entrenando, así que por eso nos habrán dejado solas en la habitación.

—Dios, que saladas somos, amiga —le comento tirandome hacia atrás, apoyándome en el piso con las palmas de las manos.

Ori niega con la cabeza mientras se ríe. —Justo estas dos bichas fueron a ser amigas. Qué chico es Sanma, boluda.

—Olvidate, parece a propósito. Igual no las mires mucho que te van a ojear —le sugiero buscando con la vista a Enzo.

Desde que lo dejé tirado en el baño no lo vi más, pero ahora que la veo a Valentina acá sospecho que fue porque ella se lo llevó. Lo termino encontrando haciendo picadas con Paulo y Otamendi, no entiendo cómo le da el cuerpo para todo lo que hace.

Suspiro al verlo con la camiseta de la selección y esa sonrisa tan linda que tiene, de tanto mirarlo me termina enganchando y le corro la mirada en busca de Licha que está haciando zic zac en unos palos.

—Fue, ni ganas de darles importancia —me dice Ori, mirándome. —Tenemos que organizar tu cumple, amiga.

Le hago un gesto con la mano. —Mis viejos te ganaron, van a hacer algo en la quinta con toda la familia.

Lado a Lado | Enzo FernándezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora