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Dejo el plato para que se seque sobre la mesada, casi se me resbala porque la insistencia de mi celular me desconcentra. Me seco las manos y lo tomo sin mucha paciencia, me tiene estresada el haber estado guardando mi ropa en la valija y sacándola a los minutos por arrepentirme, estoy totalmente indecisa respecto a la propuesta de Lisandro.

Arrugo la frente al ver un mensaje de Instagram proveniente de Leandro Paredes. Lo abro casi con miedo, con él no tengo ningún tipo de relación más que de conocidos por gente en común o trabajo. Es rarísimo que me escriba.

Leoparedes20

Mirá lo que me haces hacer Candela

Mañana es mi cumple, lo festejo en la casa de Nordelta

Te esperamos ahí, eh

Soy Paulo, Lean me prestó su celu porque ALGUIEN no le responde los mensajes ni a Ori ni a mí

Ella no te escribe porque piensa que la odias, hablando en serio espero que puedan hablar

Es obvio que las dos están mal con esto

La pienso antes de responderle, pero termino confirmándole que voy a ir dándole me gusta al mensaje. Espero que entienda la indirecta, no quiero escribir en el chat porque después se filtra eso y quedo como una cualquiera de nuevo. Medio que quedé traumada.

Más abajo tengo, en las notificaciones, tengo un mensaje de Lisandro. Le cancelé el almuerzo que íbamos a tener porque, si bien dijo que me daba mi espacio, está nervioso por la decisión que llegue a tomar. Es como si estuviera apurado por obtener una respuesta y así mudarnos de una a Italia. Un poco me inquieta que ya tenga la casa lista y todo, pero bueno. Ignoro su mensaje y dejo el celular en la mesada para dirigirme a desarmar nuevamente la valija, tengo que preparar la ropa para mañana también.

Paso delante de la habitación y desde la puerta veo nuevamente la caja debajo de la cama. Estuve ignorándola como pude, pero al no tener ninguna distracción se me es difícil. Ahora ya no tengo excusas ni interrupciones, simplemente me da miedo volver a caer ante Enzo. Subo la valija a la cama y abro el placard para preparar las perchas, aunque ya están listas de tanto que las toqueteé hoy.

Intento concentrarme en mi tarea pero me termino resignando, dejo escapar todo el aire de mis pulmones antes de arrodillarme para sacar la maldita caja de abajo de la cama. Una vez que la tengo en mis manos, bajo las escaleras para tirarla en la basura de una vez por todas.

Quizás todo esto viene de que hoy apenas me levanté y vi las redes, estaba lleno de capturas de la historia que subió Enzo. Al parecer cortó todo con Valentina y lo hizo oficial en sus historias, yo no me animé a verla porque no quiero que le salte. Pienso en la última vez que nos vimos, en lo que me dijo y me hace ruido que no me haya escrito más. Sé que tengo mensajes pendientes de él, pero son de hace varios días. Supongo que ya anda en otra y eso es lo que me motiva a abrir la basura y dejar caer la caja sin mirar. Sus palabras siguen siendo tan vacías como siempre.

La dejo y doy unos pasos para alejarme, sintiendo que la tarea no está hecha.

-No, si la dejo acá la voy a leer -me digo a mi misma, retrocediendo para tomar la caja.

Si no quiero leerla tengo que destruirla, lo primero que se me ocurre es la piscina. Pego un trote hasta estar frente a la piscina, cierro los ojos con fuerza y extiendo mis brazos con la caja en manos para que quede perfectamente alineada al agua. La suelto, y tras esperar cinco segundos, vuelvo a abrir los ojos para ver la caja intacta. Dios, qué difícil.

Estoy por agacharme para hundirla cuando el timbre de la casa suena, me giro resongando cual señora que no quiere recibir visitas.

Dejo la caja flotando para caminar hasta la puerta, es increíble que siempre haya algo que impida que esa carta desaparezca. Cuando atienda a la visita la voy a mojar sin la caja de por medio. O quemarla puede ser una opción.

Lado a Lado | Enzo FernándezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora