-Imprudente.- "La Maldición del Titan." (Saga Percy Jackson x Oc)

Capítulo 4: Un profesor monstruoso.

Pov Percy

-Lo siento.-

Mis pies iban por libre en la pista de baile, como si tuvieran mente propia. La música sonaba, las luces parpadeaban, y yo solo podía pensar en cómo  este baile con Annabeth  estaba lejos de se uno bueno.

Mis pasos parecían tener una agenda secreta para tropezarse y chocar, y Annabeth, con mucha paciencia, aguantaba mis desastres con una sonrisa. Pero las muecas de dolor que se le escapaban de vez en cuando que me hicieron caer en la cuenta de que este no era el baile elegante como me había imaginado.

-Lo siento.- Me disculpé, tal vez por cuarta vez desde que comenzamos. -Mis pies están conspirando en mi contra, ¿eh?-

Intenté hacerlo todo más llevadero.

Annabeth solo sonrió y me dio un toquecito juguetón en el hombro.

-No te preocupes, Percy. Nadie es perfecto.-

Pero mis pies parecían empeñados en contradecirla.

-Solo... intenta seguirme.- Me dijo tras otra mueca por mi culpa.

En vez de ser el caballero que la llevaba por la pista con estilo, me convertí en un desastre con patas. Pisoteaba sus pies y dejaba un rastro de torpeza por donde íbamos. Annabeth, no decía ni mu, pero esa mirada lejana suya me hizo cuestionar por completo mis habilidades para bailar.

Mis ojos buscaban respuestas en los suyos, pero estaba más alejada en otra cosa. Intenté descifrar esa distancia, cuando noté que su mirada estaba clavada en el otro lado de la sala.

Alex estaba bailando con Thalia, y a diferencia de mi, él lo estaba haciendo bien. 

Parecían estar disfrutando cada paso, riendo y sonriendo mientras se movían al ritmo de la música. Alex la hacía girar, logrando que ella se quejara sin mucho resultado, y de paso molestando a algunos chicos que se encontraban a sus lados. Pero ambos no lo notaban, era como no les importara.

Mientras algunos chicos se molestaban, otros simplemente se dejaban llevar por la buena onda de la pareja. Y Annabeth, mirando la escena, no podía esconder una tenue expresión triste que no me costó entender por qué.

Esa revelación me pegó en el pecho como un golpe sorpresa. ¿Prefería a Alex por encima de mí?  Nunca fue sorpresa eso, pero esperaba tal vez que algo cambiara con el tiempo. Un nudo en la garganta creció, y la tristeza se sumó al lío de emociones.

Intenté darle más empeño al baile, pero cada movimiento estaba manchado por la sombra de esa comparación. Así que ahí estábamos, yo con mis pasos de pato mareado y ella con sus pensamientos lejanos. 

Así que ahí estábamos, en medio de un baile que se suponía iba a ser sencillo, pero que se había convertido en un torbellino de emociones confusas.

Y tratando de distraerme de todo eso, noté como al final de la sala los hermanos Di Angelo eran escoltados por el profesor Thorn hacia la salida, y mi cerebro se cerró.

-Se los está llevando.- Dije.

-¿Qué?-

Annabeth miró en mi misma dirección cuando los vió. Sus ojos volvieron hacia mi alarmada. 

-¡Tenemos que ir por los demás!- Annabeth miró frenéticamente buscando a Alex y Thalia.

Logramos ver como seguían ambos en su lugar, y parecían no haberse dado cuenta todavía de lo que ocurría.