Pov Alex
De verdad, teniendo una gran cantidad de opciones situaciones y estúpidas coincidencias, de todas esas cosas, esta era la última que quería afrontar. Es imposible que no me quejara, estando atrapado en esta reunión celestial.
Y de todos los lugares en donde podría estar, ¿por qué aquí? ¿Y por qué ahora? Había cosas mucho más importantes en mi cabeza.
-Si, bueno... es lo que los niños normales hacen.-
Pero una parte de mi me hizo responder a sus primeras palabras, cuando estuvimos a solas.
Mis dedos jugaban con un pedazo de tela arrancado de la tienda. La luz plateada de la luna se filtraba a través de las lonas de la tienda.
-Tal vez debas reconsiderar introducirlos a tu grupo de porristas.- Dije de nuevo, mirando a la otra deidad en la tienda. -Así tal vez tus niñas aprendan a socializar.-
Artemisa, diosa de la caza.
El susurro del fuego se mezclaba con el crujir de las telas, mientras Artemisa se acercaba con una expresión enigmática en su rostro. Como si tuviese una gracia felina.
-Todavía estoy considerando convertirte en un jackalope.- Dijo, pero no me molesté en verla.
-Incluso en tu tiempo libre. ¿Quién soy yo para ir en contra de la voluntad de los dioses?- Respondí con una sonrisa irónica, sin intenciones de mirarla.
Podía sentir sus ojos fijos en mí. Esa mirada fría de cazadora que uno siente cuando lo están mirando fijamente. Casi que mi piel se erizaba de solo imaginarlo.
-No vas a detenerte, ¿verdad?- Preguntó, lo que me hizo ahogar una risa molesta con un bufido.
-¿Y qué esperabas? Me abandonaste en un orfanato.- Respondí.
Las palabras salieron con amargura de mi boca, removiendo un pasado que aún pesaba en mi mente. Mis ojos se encontraron con los suyos, y pude percibir un destello de entendimiento en su mirada carente de emociones.
-Ya eras suficientemente mayor como para cuidarte solo.- Argumentó.
Ella permanecía inmutable, como si estuviera evaluando cada palabra.
-Tenía cinco años.- Respondí levantando los dedos. -¿Qué clase de niño puede cuidarse con solo cinco años?-
La conversación se sumergió en las aguas profundas de recuerdos muy viejos. Pero si, Artemisa, Diosa de la caza, la luna y quien sabe que otros títulos más, fue la mujer que me rescató de bebe y me abandonó en ese horrible orfanato.
Las razones de todo nunca fueron claras, y las últimas veces que nos vimos no fueron los mejores encuentros. No con sus cazadoras. Pero habían pasado años ya de eso.
-Los cachorros de lobo son capaces de sobrevivir por sí mismos a los seis meses.- Artemisa argumentó, lo que me hizo verla de nuevo. -Esperaba que un niño como tú pudiese sobrevivir algunos meses por si solo, antes de que algún sátiro te encontrara.-
Rodé los ojos al oírla.
-Oh, que bien que resultó eso.-
-El desenlace terminó siendo el mismo.- Dijo. -No hay motivos para quejarse de eso.-
-Ah, ¿y separar a Nico de su hermana está bien?- Repliqué, buscando respuestas en la diosa.
-Las respuestas que buscas pueden no ser las que encuentres.- Advirtió Artemisa, su tono firme.
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-Imprudente.- "La Maldición del Titan." (Saga Percy Jackson x Oc)
AdventureCon menos de un año desde los acontecimientos en el Mar de los Monstruos, Alex se ve arrastrado nuevamente a la acción en medio de un invierno implacable, donde la vida de Annabeth corre riesgo. Nuevos mestizos, viejas caras conocidas, peligros que...