Capítulo 32: Un feliz cumpleaños para mi.

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Pov Percy

Comparado con el Monte Olimpo, Manhattan estaba tranquilo. Era viernes y faltaban cuatro días para Navidad, pero era temprano en la mañana y casi no había nadie en la Quinta Avenida. Argus, el jefe de seguridad de muchos ojos, nos recogió a Alex, Annabeth, Grover, Zoe y a mí en el Empire State y nos llevó de regreso al campamento a través de una ligera tormenta de nieve.

La autopista de Long Island estaba casi desierta.

Por alguna razón recordé esa primera vez en la que salimos nosotros cuatro, sin Zoe, y nos aventuramos en nuestra primera búsqueda. Todos sentados en el mismo vehículo con Argus cuando nos dejó en la parada de autobuses. Había pasado un año y medio de eso, pero... realmente se sentía como si fuese ayer.

Ahora el viaje fue algo apretado. Zoe rompió el esquema de nuestro grupo, y de alguna manera tuvimos que adaptarnos en la camioneta. Alex, por supuesto, reclamó el asiento delantero y nos dejó al resto de nosotros cuatro apretarnos detrás.

Mientras caminábamos de regreso a la Colina Mestiza hasta el pino donde brillaba el Vellocino de Oro, casi esperaba ver a Thalia allí, esperándonos, pero ella ya no estaba ahí. Se había ido hacía mucho tiempo con Artemisa y el resto de los Cazadores, en su próxima aventura, y creo que esa fue una de las razones por las que el viaje de regreso fue mucho más silencioso.

-Peleo no esta...- Señaló Annabeth en un susurro, mirando hacia el bosque.

-Debe haber ido a buscar algo que comer.- Alex susurró, encogiéndose de hombros, antes de seguir caminando.

Todos los seguimos colina abajo donde el mismo numero de campistas con el que me había ido seguía aquí. Todos, excepto por el gran escuadrón de cazadoras. La cabaña número ocho ahora se encontraba increíblemente callada.

Apenas llegamos, Grover se fue con sus amigos sátiros para correr la voz sobre nuestro extraño encuentro con la magia de Pan. Al cabo de unos minutos, los sátiros corrían agitados y preguntaban dónde estaba la cafetería más cercana.

Quirón nos recibió a los demás en la Casa Grande con chocolate caliente y sándwiches de queso tostado. Zoe inclinó la cabeza hacia él cuando entramos.

-Parece que estaré bajo su cuidado en el futuro previsible, Señor Quirón.-

Él le sonrió gentilmente y esperó a que ella levantara la cabeza.

-Sí, lord Zeus me ha dicho los términos de tu acuerdo. Debo decir que, a pesar de las circunstancias, tendríamos suerte de tenerte por un tiempo.- 

Ella dejó escapar una sonrisa cansada que Quirón respondió, hasta que giró su atención hacia Alex.

Él suspiró.

-Ahora no, Quirón.- Dijo, tomando asiento en la gran mesa. -Podemos hablarlo más tarde, pero lo importante ya lo sé.-

Quirón apretó los labios con una triste sonrisa. Todo de nuevo a ese gran problema que quisieron explicarme y apenas comprendía. Según entendí, Alex era... más viejo, por decirlo de alguna manera, pero joven por otra.

Terminé por sentarme después, junto con Annabeth, dónde también habían algunos de los otros campistas mayores. Beckendorf, Silena Beauregard, Lee Fletcher, y los hermanos Stoll. Incluso Clarisse, de la cabaña de Ares, estaba allí, de regreso de su secreta misión de exploración.

Sabía que debía haber tenido una búsqueda difícil, porque ni siquiera intentó pulverizarme. Tenía una nueva cicatriz en la barbilla y su cabello rubio sucio estaba corto y desgarrado, como si alguien lo hubiera atacado con un par de tijeras de seguridad.

-Imprudente.- "La Maldición del Titan." (Saga Percy Jackson x Oc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora