Capítulo 10: Un grano de esperanza para encontrarte

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Pov Alex

-"Por favor..."-

Se repetía eso una y otra vez en mi cabeza. Desde el instante en el que desperté, luego de otra pesadilla sobre Annabeth. Su voz suplicante bastaba como para impacientarme sobre mi cama, e incitarme a buscarla de inmediato.

Quería salir, quería ir por ella, pero, ¿qué podía hacer? Todavía no tenía nada. No había noticias, ni señales, ni los sueños me decían mucho.

Ni siquiera "ella" volvió a aparecer, guiándome hacia otra cosa. Su voz ahora parecía un lejano recuerdo del que dudaba si ahora era real o simple ilusión. Pero por una vez, cuando quería que alguien me ayudara, no tenía nada. O no había probado todo.

Fruncí el ceño sentado sobre mi cama con una idea. No de mis mejores, ni de mis favoritas, pero valía la pena intentarlo.

Thalia seguía durmiendo. Era muy temprano después de todo, así que en silencio me bajé de la cama y me vestí con algo de ropa y calzado para salir despacio.

Nuestra cabaña había dado un gran cambio desde el día en el que ella despertó del Árbol. Por supuesto que ocupó una cama, bastante cerca de la mía, considerando el lugar que sobraba. Pero además de eso, los afiches y carteles de algunas bandas de punk no sobraron en las paredes.

Fue una inclusión... peculiar. Dejémoslo ahí.

Al llegar a la puerta y extender mi mano hacia el picaporte sentí mi nuca chispear. Mis ojos se abrieron en advertencia y lentamente giré para ver la estatua prominente de mi padre.

Sus ojos serios y firmes, apuntando derechos a la puerta, y estando yo entre medio de ella, parecía que me miraba directamente a mi.

Mis ojos se encontraron con la mirada fija de la estatua. La expresión seria y firme de sus ojos parecía penetrar directamente en los míos. Aunque sabía que era solo una estatua, algo me hizo girar a ella.

Por un momento, me quedé allí, reflexionando sobre él y sobre todo lo que nos vinculaba. Lo distante que se volvió en el último año, y como ahora, por un momento, consideraba en implorar ayuda de nuevo.

Tomé una respiración profunda y abrí la puerta. El aire fresco del amanecer me envolvió mientras salía de la cabaña derecho a la Gran Casa.

Miré a mi alrededor, tomando nota de la tranquilidad del campamento aún dormido. Las cabañas se alineaban en la distancia, cada una con su propio aura única.

Caminé en dirección al borde del campamento, donde los árboles se volvían más densos, y divisaba la Gran Casa. La sensación persistente de la súplica de Annabeth seguía resonando en mi mente.

-"Por favor..."-

No podía quitármelo de la cabeza.

Sacudí la cabeza y aceleré mis pasos, hasta llegar a ella. No me importó si estaba Quirón o el Sr. D en la casa, afrontaría el regaño más tarde, pero por ahora solo quería algo. Un indicio, lo que sea.

Subí las escaleras hasta llegar a la trampilla y abrirla. De esa manera se abrió la entrada al ático. Por un segundo vacile al subir, sintiendo un leve toque de incomodidad en mis piernas. Hacía años que no pisaba este lugar.

La habitación estaba tan oscura como recordaba. La misma cantidad de polvo cubriendo una inmensa cantidad de trastos. Algunos viejos y otros nuevos.

Había escudos con mordiscos de monstruos, espadas dobladas en forma de cabezas de demonios y un montón de taxidermia, como una arpía disecada y una pitón de color naranja brillante. La ignoré lo más rápido que pude mientras seguía caminando hasta dónde estaba ella, pero el lugar estaba repleto de cosas como para acercarme.

-Imprudente.- "La Maldición del Titan." (Saga Percy Jackson x Oc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora