Pov Thalia
Caminábamos por ese vertedero, con el ánimo a ras de suelo después de lo que ocurrió. La verdad es que nos movíamos más por inercia que por convicción, sin saber realmente hacia dónde íbamos.
Terminamos encontrando una camioneta de remolque tan antiguo que seguro el óxido le había dado un par de vueltas. Sorprendentemente, el motor se animó a rugir y el tanque tenía combustible, así que decidimos tomarlo prestado.
La falta de palabras flotaba entre nosotros como una nube gris. Nadie quería hablar del hecho de que Bianca se esfumó, como si el destino le hubiera jugado una mala pasada, pero las palabras del oráculo seguían persistiendo en mi cabeza:
-"Uno se perderá en la tierra sin lluvia."-
Ahora no podía dejar de pensar en el resto de las estrofas, y como la última de ellas atentaba hacia otro de nosotros.
Mi cabeza se sacudió en un pequeño movimiento de la camioneta. Me acomodé mejor en mi asiento, tragando saliva antes de girar. Ahí estaba Alex, detrás del volante, firme y concentrado en la carretera. Todos estábamos sumidos en una tristeza compartida, apenas podíamos hablar, y yo no era una excepción.
Alex era el único que mantenía cierta firmeza, conduciendo la camioneta. Pero incluso así, algo en su mirada me preocupaba. Sus ojos, por más decididos que parecieran, reflejaban la carga de la pérdida. Y mientras avanzábamos por el camino, me di cuenta de que todos necesitábamos algo más que inercia para seguir adelante.
-Deberías descansar.- Dije en un murmuro. -Puedo conducir hasta la siguiente parada.-
Noté que Alex suspiraba por la nariz, y sus manos apretaban el volante ligeramente.
Antes de que pudiera responder, sus ojos se encontraron con los míos por un segundo. Vi un destello de gratitud, pero también un rechazo persistente. Sabía que no se permitiría un descanso y más cuando negó la cabeza.
-Los esqueletos todavía están ahí afuera. No podemos detenernos. Necesitamos seguir moviéndonos.-
Apreté los labios, viéndolo centrarse en la carretera. Suspiré en silencio, sabiendo que no tendría caso, así que terminé por acomodarme mejor en esta pequeña caja compartida.
Dejé que mis ojos se distrajeran con el paisaje delante. Viajamos a través del desierto, bajo un cielo azul claro con arena tan brillante que dolía ver.
Zoe estaba con nosotros dentro, en silencio con la cabeza apoyada contra el vidrio del auto. Percy y Grover, por otro lado, tuvieron que quedarse detrás en la caja, al aire fresco. No era la mejor opción en el frío, pero apenas podíamos entrar tres adentro.
La camioneta se movía en silencio, cada kilómetro aumentando la distancia emocional entre nosotros. Zoe estaba perdida en sus pensamientos, y yo me sentía atrapada en un mar de palabras no dichas.
-Oye...- Me animé a hablar. -Zoe... -
Mi voz flotó en el aire antes de desvanecerse, incapaz de encontrar las palabras adecuadas. No sabía por dónde empezar, o porqué me digne a hablar en primer lugar.
Ella siguió mirando por la ventana, como si el paisaje desolado fuera más fácil de enfrentar que las palabras incómodas que pendían entre nosotras.
-Yo, lamento mucho... - mi voz se desvaneció nuevamente.
Ella murmuró algo que apenas pude oír. Algo sobre responsabilidad hasta que finalmente giró. Me encontré con su mirada, pero el peso de la culpabilidad en sus ojos me hizo sentir como si estuviera pisando terreno minado.
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-Imprudente.- "La Maldición del Titan." (Saga Percy Jackson x Oc)
AdventureCon menos de un año desde los acontecimientos en el Mar de los Monstruos, Alex se ve arrastrado nuevamente a la acción en medio de un invierno implacable, donde la vida de Annabeth corre riesgo. Nuevos mestizos, viejas caras conocidas, peligros que...