Capítulo 22: Un fuerte dolor de espalda.

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Pov Percy

No era nuestro mejor momento. Pensé que nuestro vuelo desquiciado sobre la presa Hoover había terminado, pero la vida nunca pierde la oportunidad de recordarte que siempre hay más problemas por venir.

Después de que nuestra historia pareciera a punto de terminar, antes de ser rescatados por un par de estatuas de bronce, maldije a toda cosa que fuera causante de haber dejado a Alex atrás.

Nadie lo pudo anticipar. Ni siquiera pudimos hacer algo cuando nos sujetaron para salir volando de allí. Si lo hubiese detenido, si hubiese corrido para ayudarlo, si hubiese peleado contra estos gigantes de bronce, tal vez no estaríamos aterrizando en San Francisco sin él.

Thalia estaba furiosa y desesperada. No supe hasta ese momento que le tenía miedo a las alturas, pero no la retuvo de gritarle a los ángeles de volver por él. Aunque esas órdenes cayeron en oídos sordos.

Eran muy veloces y se negaron rotundamente, afirmando que no lo habían visto y que no tenían intenciones de regresar a ese "horrible lugar" para que los mortales besaran sus pies. La frustración y la impotencia flotaban en el aire mientras volábamos más cerca de San Francisco.

-Uh...- Murmuró uno de los ángeles. -¿Dónde quieren que los dejemos?-

-Por ahí...- Señaló Zoe en un susurró. -Junto al edificio Embarcadero.-

-Bien pensado.- Dijo Chuck. -Hank y yo podemos mezclarnos con las palomas.-

Nadie se rió. Todos estábamos muy decaídos como para siquiera mirarlo.

-Es broma- Dijo incómodamente. -Las estatuas tenemos sentido del humor.-

Pero aún así nada. Thalia había retenido un sollozo silencioso la mayor parte del viaje, cuando vió que no había manera de volver, menos cuando este miedo por las alturas la dominó.

Cuando descendimos, noté que aún era temprano en la mañana y no había mucha gente alrededor. Asustamos a un vagabundo en el muelle del ferry cuando aterrizamos. Gritó al ver a Hank y Chuck, y salió corriendo gritando algo sobre "ángeles de metal de Marte".

El silencio se apoderó del lugar cuando los gigantes ángeles nos dejaron bajar. Grover se veía mal, y Zoe apenas podía mirar a alguno de nosotros, como si estuviera pensando en algo. Pero Thalia limpió sus lágrimas y recuperó rápidamente la compostura al estar sobre tierra. No perdió el tiempo en gritarle a los ángeles.

-¡Tienen que llevarme de vuelta!- Gritó, de pie frente a las dos estatuas. -Se olvidaron a Alex. ¡No puedo dejarlo atrás!-

-Uh, sí... lo sentimos.- Murmuró Chuck. -No nos dimos cuenta.-

-¡¿Es una broma?! ¡¿Cómo no se dieron cuenta antes?! ¡¿Y por qué no volvieron por él antes?!-

-Es que, ya saben, somos bastante grandes y, eh, a veces pasamos por alto cosas pequeñas.- Respondió Hank con incomodidad.

-Además, odiamos ese lugar. Los mortales y sus...- Chuck se estremeció. -Besos.-

La furia en Thalia se mezclaba con la confusión mientras los gigantes intentaban justificar su error, evidenciando su torpeza.

-Realmente no queríamos dejar a nadie atrás.- Murmuró Hank con vergüenza. -Solo... bueno, las cosas se complicaron.-

-¡¿Complicaron?!- Repitió Thalia frustrada. -¿Complicadas cómo?-

Los ángeles solo siguieron justificándose, como si hubiesen sido regañados en la escuela, o en un su primer día de trabajo. Era increíble. Solo sabía que habíamos perdido a Alex detrás.

-Imprudente.- "La Maldición del Titan." (Saga Percy Jackson x Oc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora