-Imprudente.- "La Maldición del Titan." (Saga Percy Jackson x Oc)

Capítulo 5: Un grupo de exploradoras scout.

Pov Alex

Si fuera cualquier otro día, cualquier otra circunstancia, cualquier otra cosa, habría temido absolutamente las palabras que salieron de la boca de Zoë. A menudo eran la pesadilla de mi existencia cuando en una búsqueda me pedían cazar monstruos problemáticos, pero no me importaba en ese momento.

No podía dejar de pensar. Dejar de pensar en lo imprudente que fui, en lo confiado, en lo soberbio, en lo increíblemente idiota que fui al pensar que no habría problema con esto.

Apenas podía mantener mi cabeza en orden mientras escuchaba alguna discusión por fuera. Solo podía ver el rostro de ella al caer del precipicio, escuchando su gritó en el vacío.

-Será mejor que lo sueltes.- Thalia habló en algún lugar a mi derecha, casi en una amenaza.

-Tú.- Zoë respondió, apretando su agarre sobre mi.

Thalía resopló.

-Zoë Belladona.- La voz de Thalía temblaba de ira. -Tan oportuna como siempre... No voy a repetirlo de nuevo.-

Un par de pasos resonaron a un lado.

-Suéltalo, Zoë.- Dijo "ella".

Zoë parecía decepcionada, pero sentí su intento de agacharse y atarme con algo antes de dejarme caer. Apoyé mis manos instintivamente sobre la nieve antes de que golpeara contra el suelo. Ya ni siquiera el frío podía sentir.

-Cinco mestizos y un sátiro, mi señora.-

-Sí.- Dijo. -Veo algunos de los campistas de Quirón.-

En ese instante pude ver unas botas aplastar la nieve delante mío.

-Alexios.- Me llamó. Tan fría y seca como podría recordar.

Mi cuerpo tembló, pero no por el frío.

-¿Por qué no hiciste nada?- Pregunté en un murmuro.

No respondió. Solo el silencioso crujido de la nieve seguido del soplido del viento silbando en la distancia.

-Lo siento, pero no puede recibir ayuda.- Respondió. -Como sabes no puedo interferir.-

-¡Tsk!-

Apreté la nieve debajo de mis manos, conteniendo un gritó en mi garganta cuando la arrojé y me levanté de nuevo. El sonido de los arcos tensándose a mis lados, mientras me enfrentaba a ella.

No parpadeo. Sus ojos plateados se fijaron en los míos sin mostrar titubeo.

-Entonces hazte a un lado.- Gruñí.

De nuevo no respondió. Se mantuvo de pie firmemente, completamente calmada. Sus arqueras apuntando flechas a nuestro alrededor, y yo no podía dejar de temblar de furia.

-Sabes que tampoco puedo...-

-¡No me vengas con eso!- La corté en un grito.

Los arcos se tensaron aún más a mi alrededor, seguido de algunos jadeos.

-¡No lo lastimen!- Nico suplicó a un lado.

Bianca los fulminó con la mirada y mantuvo a Nico detrás de ella. Ambos parecían absolutamente desconcertados como preocupados por los acontecimientos actuales, y bastó como para calmarme un poco al verlos.

Fue cuando Zoë parecía querer golpearme a mano abierta que habló de nuevo.

-No.- Ella la detuvo. -No es necesario. Solo está angustiado.-