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En la tranquilidad del cielo invernal, despejado y sin una sola nube que perturbe su serenidad, el paisaje se teñía de blancura. El suelo cubierto de una gruesa capa de nieve que brillaba bajo la luz del sol, y que aunque no lograba derretir el manto blanco, pero que al menos ofrecía un respiro de calor en medio del frío invierno.

En el vasto prado, el verde aún no se atrevía a asomarse, dejando un panorama monótono de blanco interminable que dificulta el caminar. Solo en la acera se vislumbraba algún rastro de asfalto, un pequeño sendero entre la nieve que invitaba a la exploración.

En un camino de carretera vacía, el sonido de unas ruedas chirriantes rompía la tranquilidad del día. Bajo el cielo despejado del invierno, en medio de un prado cubierto de nieve, la escena más hilarante que podía creerse se desarrollaba debajo.

Un pequeño cuerpo, apenas el de un niño de nueve o diez años, se esforzaba al máximo empujando un carrito de supermercado por un camino de carretera apenas transitado. Lo que hacía eso aún más cómica la situación era el adolescente de quince años que se encontraba recostado encima del carrito, tan relajado como si estuviera tomando el sol en la playa.

Con una expresión de absoluta despreocupación, Alex se recostaba con descaro mientras Nico luchaba contra la resistencia del carrito. Sus pequeñas piernas esforzándose por avanzar, pasando un enorme cartel verde y congelado que decía:

"Las Vegas, a 21 millas."

Mientras Nico se esforzaba por mantener el equilibrio y empujar, Alex disfrutaba del paseo como si fuera la cosa más natural del mundo, recostando su cabeza hacia atrás para mirar el cielo. Realmente le faltaban sus gafas.

-Oye, Alex.- Llamó Nico. -¿Me recuerdas qué tiene que ver esto con nuestro entrenamiento?-

Alex suspiró.

-Ya te dije. Todo se trata de disciplina, trabajo duro y paciencia.- Respondió con una sonrisa casual, como si fuera la cosa más obvia del mundo. -Me lo agradecerás más adelante.-

Nico frunció las cejas, intentando tomarlo en serio a medida que continuaba empujando.

-¿Y por cuánto tiempo más seguiremos con esto?- Preguntó Nico de nuevo.

-Hasta que lleguemos.- Dijo, llevando sus manos detrás de su cabeza. -Ya queda poco, en realidad.-

La escena era casi surrealista. Un adolescente relajado encima de un carrito de supermercado empujado por un niño de ocho años, todo en medio de un paisaje invernal tranquilo y sereno.

-¿Y a dónde se supone que estamos yendo?-

-Ya te lo dije, Nico, vamos a ver a un viejo amigo.- Respondió Alex, frunciendo el ceño con los ojos cerrados. -Ahora sigue esforzándote, que se nos acaba el tiempo.-

-¿Por qué? Todavía no hay...-

-Agh. Sabes Nico, haces demasiadas preguntas para un niño de tu edad.- Lo cortó, saltando rápidamente del carro. -Ya no importa.-

Nico apenas pudo mantenerse de pie, tambaleando sin el peso extra que empujaba con el carro. Sin embargo, el suelo debajo suyo parecía mucho más patinoso que terminó por resbalar, y casi hacer una especie de danza, apretando fuertemente el carrito.

-¿Qué esperas, Nico?- Preguntó Alex a lo lejos.

Ya había comenzado a caminar por un pequeño sendero, apenas cubierto por nieve. Nico le frunció el ceño con un puchero, antes de enderezarse y seguirlo rápidamente, notando a un lado un buzón que apenas ojeó, leyendo rápidamente como "Filoctetes".

Delante, vió como se acercaban a una enorme piedra. No parecía nada fuera de lo normal, hasta que no pudo evitar relacionarla como especie de edificio enano. Piedra pulida, bastante peculiar en este prado. Apenas había algunos árboles y Las Vegas apenas se veía no tan lejos.

-¿Y quién es tu amigo?- Preguntó Nico, tan pronto trotó hacia Alex. -¿Filoctetes?-

-Hmmm, no sé si llamarlo amigo.- Dudó. -En realidad, fue la persona que me entrenó cuando tenía tu edad por... primera vez.-

Nico lo miró extrañado. ¿Qué significó eso de "por primera vez"?

-Como sea.- Alex sacudió la cabeza. -Se acerca un fuerte temporal, y no parecía mala idea venir aquí. Al menos por unos días. Tal vez puedas aprender un par de cosas de él.-

-¿Y realmente crees que nos ayudará?-

-Por supuesto.- Sonrió, tratando de sonar lo más convencido posible, murmurando un último. -Eso espero...-

Nico se quedó boquiabierto al divisar la imponente puerta de metal, destacándose de manera inesperada entre la nieve. Pero lo que llamó aún más su atención fue el segundo marco, como el de una puerta más pequeña, incrustado en la estructura principal.

A medida que se acercaban, Nico notó una alfombra colocada en el suelo nevado justo frente a la puerta. La inscripción en ella escrita tanto en griego como en ingles. Y era tan agradable como el lugar.

"No hay hogar para ti. Regresa por donde viniste", e incluso eso no logró convencerlo de que retrocedieran.

Con un gesto de determinación, Alex golpeó la puerta, pero lo peculiar fue el ritmo calculado con el que lo hizo.

-¿Es algún tipo de código para llamar a la puerta?- Preguntó Nico, algo sorprendido por la idea.

Alex simplemente sonrió.

-No, solo lo hago para molestar.- Dijo antes de golpear nuevamente la puerta mucho más fuerte que antes.

Nico simplemente lo miró en blanco sin creerlo, hasta que un gritó, gruñón y de voz rasposa salió de adentró.

-¡Si, gracias por demostrar que la puerta suena de maravilla! ¡Ahora puedes darte la vuelta y marcharte!-

-Hay, por favor, Fil.- Se quejó Alex con una sonrisa. -Sabes lo mucho que me gusta romper puertas. Mucho más una como esta.-

Nico miró aturdido mientras pasaban los segundos en silencio, hasta que la misma voz preguntó.

-¿Alex?-

-Oye, ¿qué tal si abres y me dejas darte un gran abrazó?- Preguntó con una sonrisa. -He crecido mucho más de la última vez. Seguro vas a notarlo.-

La voz de adentró gimió tan agotada e irritadamente que pudo oírse la frustración en su voz. Así siguió el sonido continuo de cadenas, cerrojos y demás bloqueos que parecían abrirse. 

Lentamente, Nico miró ansioso por ver quién estaba dentro, hasta que la puerta pequeña se abrió, en vez de la más grande. Un par de pezuñas golpeando el suelo, logrando que los ojos de Nico se aturdieran viendo a la persona debajo de ella, mientras Alex simplemente sonreía al verlo.

-Te ves bien, Fil.-

-Imprudente.- "La Maldición del Titan." (Saga Percy Jackson x Oc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora