En Grecia, en uno de los aposentos dónde se veían muchas rosas rojas y blancas, en el lugar más iluminado de toda esa región.
Se encontraba una chica de cabellos largos de color rojos y buen cuerpo, tenía en su rostro una sonrisa y una rosa en sus manos. Era Hera: bien conocida como la diosa del matrimonio y del amor, fue una de las que ayudo a Äimar a huir de Grecia, junto con los demás dioses.
Miraba con atención aquello mientras caminaba alrededor de otras rosas, sabía que la profecía muy pronto se haría realidad.
HERA: mi linda niña, muy pronto harás del mundo uno mejor (dijo con una sonrisa para después tomar una rosa blanca) Detendrás a Hades y la paz regresará a muestras vidas (dijo para después colocarse triste) lastima que no podrás ver todo eso, pero lo harás con el fin de estar en paz contigo misma *sonríe*.
Después de lo que dijo la diosa, coloco ambas rosas (roja y blanca) en una pequeña maceta Blanca con un listón rojo, sonríe para tomarla y caminar hacia su cama, dónde la dejo debajo de esta.
Ella sonrie con tristeza para alejarse y caminar hacia un gran balcón, dónde se podían ver más rosas de diferentes colores, pero las que más destacaban, eran la de los bebés sin nacer, las rosas blancas.
(...)
Ambos habían partido hacia los límites de Egipto a caballo, ninguno dijo nada al respecto, pasaron por el pequeño bosque de Äimar para poder llegar a tiempo.
Selk solo la miraba de reojo, verla tan concentrada a veces ni sabía si estaba feliz y molesta, pero solo con tenerla cerca y que ella le diera esa confianza que le estaba dando, era lo mejor.
Mientras Äimar estaba debatiendo si fue correcto llevar a Selk o no, aunque sabía que no debía de decirle algo, quiso tener esa confianza con el, habían tenido momentos juntos, y tal vez y era momento de hablar con el sobre todo.
Seguían corriendo, salieron del bosque para poder divisar el muro que se formaba en los límites, Äimar sonríe para aumentar su velocidad, Selk al verla la imite para seguir su paso.
Selk llegó a su lado para después ver a las personas trabajar en ello, ambos se detienen para después bajar de los caballos.
Dos guardias se acercan para tomar de las riendas a estos mientras Äimar se acercaba a un chico de cabello naranja y ojos negros, estaban hablando seriamente.
Selk solo los dejo tranquilos para ver a las personas trabajar en ese muro, al verlo, era muy alto, se acercó para colocar su mano en este, era de oro sólido, estaba impactado y obsero a laa personas, todos eran hombres, aquellos que desaparecieron del pueblo, ahora todo estaba encajando, Äimar los usaba para crear el muro, pero ¿Porque?.
Con Äimar.
ÄIMAR: ¿Han descansado los hombres, Trix? *Sería*
TRIX: más bien ellos se niegan a hacerlo, no quieren que sus familiares mueran a causa de Hades *neutro* (Äimar mira hacia otro lado) Debes tener cuidado Äimar, HADES no es cualquier chico.
ÄIMAR: Lo sé *suspira* ¿Les han dado el oro a sus familias? (El joven de cabello naranja afirma con su cabeza) me alegra, al menos y tienen algo de recompensa.
SELK: Äimar (camina hacia ella, la mencionada lo mira) ¿Que es todo esto? *Confundido/molesto*.
ÄIMAR:...
TRIX: Los dejo, debo volver al trabajo, adiós Äimar (dijo y la mencionada afirma, este se retira).
Selk miraba a Äimar, ella estaba en silencio, la vio jugar con sus dedos mientras miraba el suelo, sabía que estaba nerviosa, después escucho como ella suspira para verlo directamente a los ojos.
ESTÁS LEYENDO
꧁ Äɪᴍᴀʀ: Lᴀ Sᴇᴍɪ-ᴅɪᴏsᴀ Dᴇʟ Eɢɪᴘᴛᴏ༒︎☠︎︎
Ngẫu nhiên¿Amor?; para ella no existe, ¿Amistad?; solo es hipocresía, ¿Honestidad?; nadie en el mundo es honesto, todos están para traicionar ella fue marcada desde pequeña, con la muerte de sus padres vivió una vida llena de odio, irs y venganza hacia aquell...