Calidez || Miles Morales

19: El incidente

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Hospital General de Brooklyn, 18 de mayo de 2019, 5:24AM

Luca miraba al suelo como si pudiera vislumbrar cada átomo que lo conformaba, distrayéndose con los reflejos de las lámparas y de los doctores y enfermeras que caminaban apresurados por el pasillo. 

Kinkade había ido a casa muy contra su voluntad por demanda de su madre, y ahora estaba sola en la sala de espera. Aún había rastros secos de lágrimas en sus mejillas.

Examinó la herida en su mano y la sintió arder bajo el vendaje cuando cerró el puño.

—¿Luca? — La muchacha apenas si volteó cuando escuchó su nombre ser pronunciado. La mujer de rizado cabello se sentó justo al lado de la chica y le brindó una mano amiga sobre la espalda a modo de tranquilizante. — Ya llamé a tus padres, dicen que vienen en camino... — Rio le dio un vistazo a los pies descalzos de Luca y sintió pesar al recordar cómo relató la muchacha que se los habían robado. — Te van a traer zapatos. ¿Cómo sientes tu ojo?

—Ah... ya no duele tanto —. La muchacha estiró las comisuras de sus labios en una sonrisa más bien débil. — Gracias, Rio... me... me da gusto que estés aquí.

—Hoy cubrí turno doble, me tendría que ir en unos minutos más, pero...

—Ah, no. No te sientas obligada a quedarte aquí por mí, Rio. Debes estar cansada...

—No me siento "obligada", mi niña — Dijo haciendo comillas con los dedos y retiró un mechón del rostro de la muchacha con cuidado de no tocar su ojo hinchado. — Esperaré a que lleguen tus papás, además aún tengo un par de asuntillos pendientes.

—Gracias, Rio —. Rio palmeó la espalda de la muchacha y le regaló una sonrisa reconfortante que Luca correspondió con una sincera, pero sutil, que se desvaneció demasiado pronto. — ¿Estará bien?

—Lo trajeron a tiempo —. Rio no era una gran entusiasta de las mentiras, de hecho, las aborrecía con todo su ser... ¿pero cómo revelarle tu incertidumbre a alguien que tiene todas las esperanzas puestas en que sepas qué es lo que va a pasar? — Esperemos que sí... ven, vamos a la recepción a esperar a tus papis, ¿sí?

Luca asintió y siguió a Rio hasta la recepción del edificio; o por lo menos su cuerpo lo hizo, porque su mente seguía en la sala de espera, aguardando por Griffin.

La mujer de rizado cabello estuvo con ella un par de minutos, pero tuvo que dejarla sola cuando uno de sus pacientes la llamó. Se disculpó con la chica y le aseguró que no tardaría en regresar, a lo que Luca asintió con una leve sonrisa.

Estando ahí, sentada en la recepción, sintió las miradas curiosas de otros pocos que estaban ahí, y se avergonzó un poco al recordar que había salido de su casa solo con una sudadera encima de su pijama planetaria, misma que ahora estaba sucia y un poco rasgada del borde inferior. 

Prefirió salir y quedarse en la entrada.

Los recuerdos de lo ocurrido comenzaron a proyectarse en su mente.

Cerca de Prospect Park, Brooklyn, 18 de mayo de 2019, 4:02AM

Mientras patinaba en dirección al escondite de Griffin, Luca se decidió a crear un plan en su cabeza; un muy apresurado, y poco elaborado plan. Pero no tenía mucho material: había salido en pijama y su cabello seguía siendo un nido de aves, pero eso era lo de menos, seguro que no habría nadie que la pudiera juzgar, al menos no en la parte de la ciudad a la que se dirigía.