2O: Confirmación

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Los tamborileos con la pluma sobre la mesa no eran demasiado ruidosos, siempre manteniéndose alerta para no ser regañada por la bibliotecaria, quien ese día parecía más malhumorada que de costumbre. Sentía las miradas curiosas de algunos estudiantes sobre ella, que muy seguramente se preguntaban mentalmente —o a susurros— la razón detrás del moretón en su ojo.

Había intentado esconderlo, pero aún era evidente. Era probable que se empezaran a esparcir rumores sobre ella, pero la mejor manera de tratar con ellos Luca la conocía muy bien y era ignorarlos por completo. 

Los últimos días habían sido difíciles, en especial en el ámbito académico. Incluso había estado faltando a clases de historia; sin embargo, gracias a los apuntes milagrosamente completos que tomó prestados de Ganke, comenzaba a ponerse al corriente.

Escribió otro par de palabras en tinta negra sobre su cuaderno, pero se detuvo cuando dejó de sentir la fluidez de sus propia creatividad. Cuando de ensayos se trataba, Luca podía ser como una hoja en blanco, de manera bastante literal. 

Miró la libreta cerrada de Ganke y se le escapó un suspiro frustrado cuando recordó que de poco o nada le iba a servir copiarle el ensayo al de anteojos, sobre todo cuando el profesor tenía un ojo meticuloso detecta-copiones. Dejó la pluma sobre la mesa y se reclinó en su silla, ignorando la mirada curiosa del chico desconocido con el que compartía mesa y permitiendo que «One more time» de Daft Punk callara un poco el ruido mental.

Su viejo clip reproductor de música había sido su salvación durante esos días; la segunda cosa que más le había dolido de haber perdido su celular fue el ya no poder oír música, pero lo resolvió bastante rápido después de una búsqueda en su habitación. Ahora solo extrañaba hablar con sus amigos, en especial con Sean.

Su mente viajó rápidamente hasta la madrugada del domingo, y sintió su estómago revolverse con desagradable angustia ante los asuntos sin resolver con su madre y el estado durmiente de Griffin. Había oído, a través de Miles, y gracias a Rio, que un hombre grande y bigotón lo había estado visitando de manera regular al igual que Brynn, sus amigos y otra muchacha de la que asumían, era su novia... o bueno, ex.

Ojalá pudiera escaparse para ir a verlo, también, pero apenas era miércoles y de todos modos temía que sus padres fueran a prohibirle ir a visitarlo.

Un retumbar la hizo regresar al plano terrenal de la biblioteca, desde cuya ventana se alcanzó a vislumbrar por unos muy breves segundos la figura "voladora" de Spiderman, que luchaba contra un supervillano de gran tamaño a no más de diez metros de las instalaciones de la escuela. Todo mundo se acercó a la ventana más cercana para presenciar la pelea, Luca incluida, pero todos estaban sumergidos en un silencio casi total pues la bibliotecaria ni se había inmutado y desde su lugar solo alzó una ceja puntiaguda en dirección a los curiosos adolescentes; todos habían captado el mensaje de "silencio o los mato".

Ahí, mientras todos veían, grababan, y fotografiaban al héroe de la ciudad preservando la paz como era costumbre, Luca solo pudo ver a Miles. Le parecía impresionante cómo podía hacer todos esos giros y volteretas aéreas de manera tan ágil: una razón más para admirarlo. Spiderman y el villano salieron de vista y la mayoría suspiró resignado a volver a sus estudios, despegándose de la ventana y regresando a sus respectivas mesas mientras comentaban cosas en voz baja o simplemente dejando la biblioteca; pero la pelinegra se quedó de pie frente a la ventana, viendo el punto fijo donde hasta hace unos momentos estaban Spiderman y el villano.

No pudo evitar preocuparse un poco a pesar de que el vencedor de aquella batalla era más que obvio. 

Pero entonces recordó la noche en el escondite y el cómo se sentía Miles respecto a ser Spiderman a veces... y no pudo evitar sentir una desagradable espiral de impotencia que la hizo morderse la lengua. También se preguntó si era necesario tener poderes para ayudar a la gente... o para defenderse a uno mismo, tan siquiera.

Calidez || Miles MoralesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora