Capítulo 21

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La Noche Más Larga.

La fiesta había continuado para nosotros, y mis amigos se había reconciliado como imaginé, así que el ambiente estuvo muy bien lo que restó de la noche, y Sabrina impactó a todos con su aparición.

Cómo llegamos al auto, y si Chris fue el conductor responsable, no lo sé. Me sentía atontado y me parece que unos desconocidos lo habían ayudado a arrastrarnos hasta el auto. Todo está muy borroso como para recordarlo.

De alguna u otra forma logré salir del auto, balbuceé una despedida que quizás no alcanzaron a escuchar porque yo luchaba por no quedarme dormido.

Desperté a Emma y la hice bajar. Se quedó sujeta a mí mientras nos despedíamos con la mano y dejábamos que el auto se fuera. Akin, el portero, fue tan amable de abrirnos las puertas del elevador, a donde entramos.

Realmente no había bebido tanto, solamente me sentía muy agotado (o eso me decía yo). Emma tampoco había bebido mucho, pero como al parecer no acostumbraba a tomar se le había subido muy rápido, y lo único que quería hacer era tirarse en el primer pedazo de suelo lo suficientemente cómodo para quedarse dormida.

Una vez dentro del elevador, se fue hacia atrás, por lo que tomó el cuello de mi camisa para sostenerse. Las puertas se cerraron justo detrás de ella, y dejó reposar su espalda ahí, obligándome a quedar casi recargado contra ella. Mis manos ciñeron su cintura, y mi rostro permaneció próximo al suyo mientras el elevador comenzaba a subir.

-Quiero dormir –murmuró con los ojos cerrados y pegando su nuca contra las puertas de metal.

-Duerme... –solté en voz tan baja que apenas me escuché.

Mi mentón rozó el suyo y como una fuerza magnética irresistible tuve que besarla, con pasión. Se alejó apenas unos milímetros para respirar y me besó de nuevo mientras sus brazos ya se habían cruzado detrás de mi nuca.

Justo cuando el beso se intensificaba como pocas veces, se escuchó el cantarín ¡Tin! que profirió el elevador y las puertas se abrieron. Como es obvio, ella, que estaba contra las puertas, y yo, que estaba más aferrado a su boca que a la idea de no volver a respirar, acabamos cayendo al suelo estrepitosamente, fuera del elevador.

-Aaaaaauuch.... –gruñó ella debajo de mí.

-Oh, pero que mier.... ah... ¿estás bien?

-Sí...

Sentí las puertas rozar las plantas de mis pies cuando se cerraron de nuevo. La miré que sin abrir los ojos comenzó a reír entre dientes hasta convertir su risa en una carcajada que compartí con ella. Sus brazos continuaban cruzados detrás de mí nuca y parecía haberlo olvidado. Besé su barbilla aun riendo un poco, y ella abrió los ojos con cierto trabajo.

- ¿Podemos dormir aquí?

-Será mejor llegar al apartamento, luego podrás dejarte caer donde quieras –le prometí.

-Oh, demonios tengo tanto –bostezó- sueño... –y volvió a cerrar los ojos.

Hice un esfuerzo por no reír de nuevo e hice que me soltara, para poder ponerme de pie. Le hice un gesto para indicarle que la ayudaría a levantarse, pero ella hizo ademán de que me adelantara. Saqué las llaves con una sonrisa aún en la cara y fui a abrir el apartamento.

-Vamos ya, eres pequeña pero muy pesada, temo caerme otra vez al suelo junto contigo.

-Te estaría bien empleado por beber.

-Tú también bebiste –repuse.

-Y es la última vez que lo hago... demonios, creo que estoy ciega.

Esta vez la carcajada fue imposible de contener. Me acerqué a ella y la ayudé a levantarse. Cuando se puso de pie abrió los ojos y se halló con los míos, algo que, al parecer, le provocó su sonrisa.

Pasión Homicida (ilemma) TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora