Capítulo 25

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Christopher Morgan

Puede considerarse así mismo un tipo extremadamente atractivo, egocéntrico, orgulloso, trabajador, encantador, elocuente.

Pero jamás debió haber intentado...

Había despertado con unas muy extrañas ganas de prepararle el desayuno a ella, había dejado la cama a temprana hora y se había puesto a trabajar arduamente en ello. Pero a pesar de que pasó casi una hora buscando materiales, haciendo masa, confundiendo ingredientes y manchando la cocina... menudo fracaso había resultado todo.

Usualmente era su criada la que se encargaba de alimentarlo, pero desde que Rachel pasara tanto tiempo en su casa, o que él pasara tanto tiempo en la de ella, había decidido decirle a la mujer que su trabajo ya no era requerido.

Su ahora nueva conquista siempre le preparaba algo con mucho gusto y el pelinegro no se negaba a nada que proviniera de ella.

Muy frecuentemente, también la llevaba a cenar o a comer algo, así que había sido prescindible el utilizar su cocina en un buen rato...

Motivo por el cual su intento de hacer Hot Cakes había terminado de manera apestosa, grotesca y completamente quemada contra el sartén, de manera aparentemente imposible de extraer sin una pala mecánica.

Al sentirse fastidiado porque sus esfuerzos se vieran frustrados de aquella manera, decidió que trataría con otra cosa.

Sin embargo, para el alivio del nuevo sartén, Rachel salió de la habitación y este se apresuró rápidamente a ocultar su masa oscura dentro de una de las encimeras de la cocina (más por orgullo que por vergüenza) que se suponía debía haber resultado cuando menos comestible.

Cuando ella hubo entrado al campo de batalla en que se había convertido la cocina (llena de harina, gotas de leche y cascarones y clara de huevo), lo encontró sentado sobre una de las encimeras con una picara sonrisa.

- ¡Buenos días panquecito de chocolate! –Exclamó con exagerado entusiasmo.

Al detectar el empalagoso nombre y la sonrisa tan encantadora, reparó en que su novio le ocultaba algo. Nunca había sido de mentir, decía las cosas tal y como las pensaba. Lo miró unos segundos expectantes y al ver que no decía nada, revisó el entorno.

- ¿Se quemó algo? –preguntó percibiendo el aroma.

- ¿Algo? No, claro que no; ella no pareció creerle y miró alrededor con gesto inquisidor, por lo que él bajó de un salto de su lugar y se aproximó para rodearla por la cintura y darle un matinal beso-. Vístete, Nena, vamos a desayunar.

- ¿Afuera? –Inquirió sin entusiasmo, olvidándose entonces de sus sospechas-.

No, Christopher, no quiero salir hasta que el trabajo me obligue. Quiero estar en pijama y desayunar tranquilamente contigo –le sonrió y él no supo qué pretexto poner.

Ella le dio otro beso-. ¿Vas a querer algo en especial? –se soltó del abrazo del otro-. Puedo hacer unos Hot Cakes.

Con la ironía, sonrió forzadamente pero no pudo articular palabras. Se mordió el labio al ver que Rachel se dirigía hacia la encimera que escondía su crimen, (o bien, una insinuación de intento de homicidio por envenenamiento), pero a falta de saber cómo actuar, no hizo nada y dejó que la castaña oscura descubriera aquella atrocidad. De todas maneras, lo iba a hacer en algún momento y era preferible que lo hiciera cuando parecía de tan buen humor. La expresión que vio en su novia cuando abrió las puertas no le auguró algo bueno.

Con sartén en mano y con las cejas arqueadas, se enderezó y lo miró asombrada, dirigiendo alternativas miradas de su novio a la comida quemada, por lo que ella haciendo un gesto con su boca colocó el sartén a un lado del fregadero, dispuesta a tratar de remediarlo cuando tuviera tiempo, o por el contrario tirarlo a la basura.

Pasión Homicida (ilemma) TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora