La chica guardaba sus cosas en su baúl, el día de mañana regresarían a Hogwarts, pero ella estaba preocupada; habían visto a Draco en el Callejón Diagon, por una extraña razón sabía que algo le ocurría y debía de ser serio, porque cuando paso a su lado, ni siquiera se había detenido a mirarla, incluso a Regulus, que se supone que es su primo y una de las personas más cercanas para él.
Seguía sin obtener alguna respuesta de todas las cartas que le había escrito en vacaciones, incluso llego a pensar que no las leía, lo cuál le dolía, quería estar para su mejor amigo, para su tonto y grotesco hermano.
—¿Necesitas ayuda? —le preguntó Regulus entrando a la habitación.
La había visto meter sus cosas al baúl de forma agresiva, incluso había tirado algunas de ellas al suelo.
—Puedo sola, gracias —le respondió un poco irritada sin mirarlo, pero después respiró y giro a verlo—. Siento responderte así, solo estoy preocupada...
—Por Draco —termino de decir él, mientras la chica asentía con la cabeza—. A mí también me preocupa que este pasando con él.
Se quedo pensando unos segundos, recordando el como su primo se convertía en un mortifago y tendría una tarea clara, matar a Dumbledore, el como, era algo que no se entero; Draco evitaba hablar sobre esa época y jamás lo presiono. Aquello lo hizo sentir mal, debía de estar con su primo, apoyarlo con todas las cosas que estaban ocurriendo en la Mansión Malfoy y que estarán por venir.
—Solo espero que no este involucrado... —dejo las palabras al aire—. Espero que esta guerra termine pronto —suspiró—. ¿Podrías pasarme la última túnica que esta en mi ropero?
Regulus la miró unos segundos y fue por la túnica de la chica, que estaba colgada en el ropero, la tomo y saco, pero sin querer arrastro una carta que estaba arriba de aquel alhajero que la chica había puesto ahí.
El chico se agacho y la tomo, llevándola junto con la túnica.
—Aquí esta —le dijo entrenándosela—. Eh... ___________.
—¿Si? —hablo ella mientras doblaba la túnica para meterla al baúl.
Se giró a ver a Regulus cuando no dijo algo más y entonces vio en sus manos la carta de su madre.
—Esto se cayo sin querer cuando saque la túnica —la miró, pero ella solo miraba la carta—. Creo que es importante —menciono al ver su mirada.
—Mamá la escribió en mi cumpleaños —empezó a decir y lo miró—. Mi padre me la dio junto con aquel alhajero cuando llegamos a la casa después de... —se quedo callada, si bien, no había dejado de pensar en su madre, no había vuelto a mencionar su muerte.
—Sin duda es importante —estiro su mano para darsela, pero ella no lo tomo.
—No la he abierto —murmuró mirando de nuevo la carta—. No sé que dice.
—¿No tienes curiosidad de saberlo?
_________ lo miró, ella tenía cierto pánico, no sabía que podría decir aquellas palabras de su madre, le asustaba, sus últimas palabras para ella.
—¿Podrías... podrías leerla para mí? —dijo en voz baja.
—¿Estas segura? —su respuesta fue solo asentir con la cabeza.
Ambos se sentaron en la cama, mientras con cuidado, Regulus empezaba abrir la carta, sacando el pergamino de ella, miró de nuevo a la castaña, quien le indico que lo hiciera y empezó a leerla:
Mi querida y bella, hija:
Escribo esta carta exactamente en tu cumpleaños; claro que juramos que nada de regalos hasta que estuvieras a casa, pero escribir algo, guardarlo y dartelo hasta que te vea, no se me hace tan malo.
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Tomorrow - Regulus Black
Fanfiction"[...] Dime por qué gastar mi voz Para acabar la historia La que escribimos los dos [...]". - La Última Vez - Morat.