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Los días pasaban y Andrew y Dominic continuaban en su caza, como la llamaron, en busca de una nueva reina. La noticia se había propagado por todo el reino, incluyendo los reinos vecinos. Todas las familias con una hija mujer querían probar su suerte, ya que una hija reina influiría en los negocios de la familia y aumentaría su prestigio.
Entre todas las jóvenes del reino y las tierras adyacentes, algunas destacaban no solo por su belleza, sino también por su inteligencia, astucia y capacidad de liderazgo. Sin embargo, el Rey Dominic no buscaba solo una esposa, buscaba una verdadera compañera, alguien que pudiera gobernar a su lado, tomar decisiones sabias y ayudarlo a mantener la paz en su vasto territorio.
—Vamos, Victor, levántate de este suelo, todavía tenemos mucho que practicar. —Comenta Dominic, quien está entrenando con espadas junto a Victor, su mano derecha.
—Mi Rey, ya había olvidado esas habilidades tuyas. Incluso pensé que las habías olvidado. —Responde Victor.
—Nunca, Victor —dice él mientras vuelve a entrenar—. Debo estar en forma porque posiblemente se avecina una guerra.
—¿Nuestros espías han proporcionado más detalles? —Pregunta Victor.
—Solo sabemos que los hombres del Rey Harold están moviéndose en la frontera. Ayer recibí una carta del Rey Elric mencionando que si necesitaba ayuda, debía informarle. Pues es de beneficio mutuo que el Rey Harold caiga.
Victor suspiró, sus ojos reflejando una mezcla de preocupación y determinación. Observó al Rey entrenando intensamente, sabiendo que lo que estaba por venir requeriría fuerza, astucia y, sobre todo, unión.
—El Rey Harold siempre ha sido un hombre ambicioso —dijo Victor—. Pero atacar nuestras tierras... eso es demasiada audacia, incluso para él.
El rey se detuvo por un momento, limpiándose el sudor de la frente. —Harold ve una oportunidad, y la aprovechará si no estamos preparados. Nuestra alianza con el Rey Elric es nuestra mejor jugada. Juntos, tenemos una oportunidad real de mantener a Harold a raya o incluso destruirlo.
—¿Crees que deberíamos aceptar la oferta del Rey Elric y pedir refuerzos?
El rey reflexionó por un momento. —Por ahora, solo quiero mantenerlo informado. Si la situación empeora y la guerra se vuelve inevitable, entonces, sí, pediremos su ayuda. Pero primero, quiero ver si podemos resolver esto a través de la diplomacia. Un conflicto abierto causaría mucho daño y costaría muchas vidas.
—La diplomacia siempre es la mejor solución. Pero, si Harold está moviendo sus tropas hacia la frontera, es posible que ya haya tomado su decisión. —Comentó Victor, mirando el horizonte pensativo.
El rey sonrió tristemente. —Entonces, es nuestro deber estar preparados, ¿verdad? Entrenar a nuestros hombres, fortificar nuestras defensas y asegurarnos de que nuestros aliados estén a nuestro lado. Harold puede ser poderoso, pero yo también lo soy, y con aliados como Elric y la determinación de nuestro pueblo, ganaremos esta batalla.
—Te seguiremos, cualquiera que sea la decisión que tomes. Juntos, enfrentaremos cualquier tormenta. Ahora, cambiando de tema: ¿Alguna de las jóvenes candidatas ya ha llamado la atención de mi rey?
El rey miró a Victor, sorprendido por el cambio abrupto en el tema de la conversación. Suspiró y una ligera sonrisa apareció en sus labios.
—Oh, Victor, de asuntos de guerra a asuntos del corazón en un abrir y cerrar de ojos —dijo, sacudiendo la cabeza con diversión—. Para ser sincero, sí, ha habido una o dos jóvenes que han llamado mi atención.
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La Reina
RomanceUn único error hizo que Lady Maya Kensington pagara un precio muy alto. Juzgada por la sociedad y rechazada por su propia familia, Lady Maya fue obligada a dejar la corte y marcharse lejos donde pudiera intentar empezar de nuevo con su vida. Sin emb...