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Al llegar al palacio, la urgencia se apoderó de todos. Maya instruyó a los soldados a transportar a Augusto a los aposentos más cercanos con extrema precaución. Lucas permanecía junto a su hermano, sus ojos fijos en él demostraban preocupación.
— Cedric, ve a llamar a los médicos de inmediato. — Ordena Maya una vez que entran en el palacio.
— Como ordene, mi reina. — Responde Cedric.
— Con cuidado.
Maya asintió, agradeciendo por la prontitud de Cedric. Acompañó de cerca a los soldados que llevaban a Augusto, su corazón apretado ante la visión de su hermano tan gravemente herido. Lucas iba a su lado, sin poder contener las lágrimas.
Al llegar a los aposentos, los soldados depositaron el cuerpo moribundo de Augusto en la cama y le quitaron la ropa ensangrentada, dejándolo solo en ropa interior. Los médicos entraron y comenzaron a trabajar arduamente para salvarlo. Maya permanecía junto a su hermano, sosteniendo su mano, mientras Augusto permanecía inconsciente. Cada latido de su corazón era una oración silenciosa por su recuperación.
Rezó silenciosamente una vez más, esta vez no solo por la seguridad de su familia, sino también por el éxito de la búsqueda de las princesas. Porque, incluso en medio de la oscuridad, ella mantenía viva la esperanza de que, al final, la luz de la verdad y del amor prevalecería.
— Hija, Cedric me informó lo que sucedió. — Comenta la reina madre al entrar en las habitaciones donde se encuentra el herido.
— Madre, él arriesgó su vida para salvarme. Augusto recibió las flechas en mi lugar. — Maya responde volviendo a llorar—. Logramos salvar a Lucas, sin embargo, no había señales de mis hijas. Si les pasa algo, no sé cómo podré seguir adelante.
La reina madre se acercó a Maya y la abrazó, rodeando sus manos alrededor de su cintura.
— Querida, has sido valiente y has hecho todo lo posible para proteger a tu familia. Augusto mostró una valentía extraordinaria, y estoy segura de que se recuperará. En cuanto a nuestras preciosas princesas, debemos mantener la fe de que serán encontradas a salvo. Dominic las encontrará. No podemos perder la esperanza.
Maya asintió, buscando consuelo en las palabras de la reina madre. Estaba cansada física y mentalmente. Desde que llegó al palacio, la mayoría de sus días habían sido angustiantes y desafiantes. Problemas tras problemas. Había soñado una vida diferente junto a Dominic. Sin embargo, las intrigas que azotaban al reino lo impidieron.
— ¡Lucas! —La reina madre lo llamó—. Arthur está en los aposentos de los niños, ve con él para animarlo un poco.
— Pero quiero quedarme con mi hermano.
La reina madre miró a Lucas con ternura, comprendiendo el deseo del joven de quedarse junto a su hermano mayor.
— Lo sé, Lucas. Pero Arthur también necesita apoyo en este momento difícil. Ustedes son una familia, y es importante que estén juntos. Prometo que cuando Augusto despierte, te mandaré llamar.
Lucas vaciló por un momento, mirando preocupado a Augusto y luego a la reina madre.
— Está bien, reina madre. Iré a ver cómo está Arthur. Pero luego volveré aquí.
La reina madre sonrió, orgullosa de la compasión y el cuidado de Lucas. Lo abrazó antes de verlo partir acompañado de una de sus damas de compañía. Mientras tanto, Maya permaneció al lado de Augusto, sosteniendo su mano y enviándole pensamientos de fuerza, cuando fueron interrumpidos por los padres de Maya.
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La Reina
RomanceUn único error hizo que Lady Maya Kensington pagara un precio muy alto. Juzgada por la sociedad y rechazada por su propia familia, Lady Maya fue obligada a dejar la corte y marcharse lejos donde pudiera intentar empezar de nuevo con su vida. Sin emb...