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—Mi reina, el lord Anthony, desea verte con urgencia. —Informó Cedric.
—¿Mi hermano está aquí de nuevo?
—Sí, y dice que es muy importante.
Maya frunció el ceño al escuchar la noticia de Cedric. La repentina presencia de Anthony, especialmente con urgencia, despertó su curiosidad y preocupación.
—Hazlo entrar de inmediato. —Ordenó Maya, levantándose del trono, ya que se encontraba reunida con algunos nobles consejeros.
Cedric asintió y salió rápidamente para cumplir con las órdenes de la reina. Pocos momentos después, Anthony entró en la sala del trono, con una expresión seria en el rostro.
—Anthony, ¿qué te trae de nuevo aquí y con tanta urgencia? —Preguntó Maya, estudiando atentamente a su hermano.
—Maya, perdón por aparecer así, pero lo que vine a decir es de extrema importancia. —Respondió Anthony, manteniendo la compostura, pero dejando traslucir la gravedad de la situación.
—¿Qué es tan importante, hermano? —Preguntó preocupada al ver el estado en que se encontraba su hermano.
—Maya, papá me mandó venir aquí para informar que fue Teodoro Barbant quien difundió la noticia sobre el estado de salud del rey entre los nobles y la población. —dijo Anthony, confirmando las sospechas de todos—. Su intención era crear discordia y hacer que la población dudara de tu capacidad de liderazgo. El traidor atrapado aquí en el palacio trabajaba para él.
Maya asimiló la revelación de Anthony. Ella y los nobles consejeros ya sospechaban de Teodoro Barbant o del duque Robert Monte, y solo necesitaban esa confirmación para poder actuar. En su mente, Maya comentó que estos dos no pueden pensar que siempre salieron impunes de sus crímenes de conspiración contra el reino. Ya es hora de poner fin a sus planes de desestabilización del reino.
—Teodoro Barbant... —murmuró Maya, procesando la información—. Agradezco que me hayas traído esto, Anthony. Pero, ¿cómo se enteró el papa?
—El papa dijo que fue el marqués George quien lo informó. Según el papa, el marqués vio y escuchó cuando Teodoro Barbant hablaba con el traidor decapitado.
Con la confirmación de que Teodoro Barbant estaba detrás de la traición, Maya sabía que debía actuar rápidamente para neutralizar la amenaza.
—Gracias, Anthony. Víctor, duque de Alba, y nobles consejeros, ha llegado el momento de comenzar a derribar uno por uno a los enemigos del reino. —Declaró Maya con una mirada satisfecha al ver caer a uno de sus principales enemigos.
—No se preocupe por eso, mi reina — Respondió Víctor con una sonrisa maliciosa dibujada en su rostro—. Hoy mismo arrestaremos al dignísimo conde Teodoro Barbant por alta traición al reino.
La determinación de Maya era palpable, y los consejeros presentes en la sala del trono reconocieron la urgencia de la situación.
—Por supuesto, mi reina. Nos aseguraremos de que se haga justicia y de que aquellos que conspiran contra el reino enfrenten las consecuencias de sus actos —declaró el duque de Alba, demostrando siempre su lealtad a la reina—. Este miserable ha abusado demasiado de nuestra paciencia, ahora es su turno de conocer un poco las mazmorras del palacio real. —El duque añadió con burla, y el resto de los nobles consejeros comenzaron a reír por la caída de Teodoro Barbant.
Maya asintió, sintiendo que la tensión del momento se disipaba con la promesa de acción inmediata.
—Actuemos con firmeza, pero también con prudencia. No debemos subestimar la astucia de nuestros enemigos. —Advirtió, manteniéndose vigilante.
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La Reina
RomansaUn único error hizo que Lady Maya Kensington pagara un precio muy alto. Juzgada por la sociedad y rechazada por su propia familia, Lady Maya fue obligada a dejar la corte y marcharse lejos donde pudiera intentar empezar de nuevo con su vida. Sin emb...