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— ¡Dominic! — Victor grita tan pronto como ve al rey recibir un golpe con una daga. Dominic retrocede tambaleándose, el dolor ardiente, cortándolo mientras la daga se hunde profundamente en su abdomen.
Los soldados de Herden, en un frenesí de shock y furia, avanzaron rápidamente hacia el agresor, cortándole la cabeza. El campo de batalla se convirtió instantáneamente en caos de nuevo, con soldados gritando y corriendo en todas direcciones.
— Ayuden al rey. — Los soldados sujetaron a Dominic que comenzaba a retorcerse de dolor.
Victor llega donde están, y con una daga corta un pedazo de su uniforme para empezar a presionar la herida del rey, ya que estaba perdiendo mucha sangre.
— Necesitamos llegar al campamento lo más rápido posible.
— ¡Victor! — susurra con dificultad en medio de su debilidad—. Cuida de Maya, cuida de mis hijos y de mi familia. — Completa dejando caer una lágrima.
— Vas a vivir, Dominic. No acepto perderte. Recuerda que tu reina y tus hijos te necesitan. Aguanta, por favor, — pide en medio del dolor de pensar en perder a su mejor amigo y hermano—. Sé fuerte.
Dominic luchaba contra el dolor, sus fuerzas desvaneciéndose rápidamente, mientras Victor y los soldados de Herden lo sujetaban, intentando contener la hemorragia. Su visión empezaba a nublarse, pero luchaba por mantenerse consciente, preocupado por el destino de su amada reina y sus hijos.
— Te lo prometo, Dominic — respondió Víctor con determinación, su voz entrecortada por la angustia—. Los cuidaré como si fueran mis propios hijos. Pero tú debes aferrarte a la vida, amigo. No puedes rendirte ahora.
Dominic cerró los ojos por un momento, reuniendo sus últimas reservas de fuerza. Podía sentir el calor de la sangre manando de su herida, pero también sentía la ardiente determinación de Víctor a su lado, decidido a salvarlo.
Los soldados colocaron a Dominic en la carroza y cabalgaron lo más rápido posible hacia el campamento. Cuando llegaron, Andrew, que los esperaba, quedó en shock al ver que su rey estaba gravemente herido.
— Llamen a los médicos. — Gritó Andrew y con la ayuda de los soldados llevaron al rey dentro de la tienda.
En la tienda, los médicos de Herden actuaron con rapidez, mientras Andrew y Víctor permanecían al lado de Dominic, observando ansiosamente cada movimiento de los médicos. El rey estaba pálido y débil, sin embargo, su determinación aún ardía en sus ojos, una llama terca que se negaba a apagarse.
Mientras los médicos trabajaban frenéticamente para detener la hemorragia y suturar la herida, Andrew y Víctor compartían una mirada cargada de preocupación. Sabían que el destino de Herden estaba intrínsecamente ligado al destino de Dominic, y no permitirían que él sucumbiera.
— Él va a sobrevivir, Víctor — murmuró Andrew, su voz firme con convicción—. No podemos permitir que muera. El reino lo necesita más que nunca.
Víctor asintió, su mandíbula apretada con rabia.
— No permitiré que muera. Le prometí que cuidaría de su familia, y aspiraré a cumplir esa promesa. Dominic es más que solo un rey para nosotros, es un símbolo de esperanza y liderazgo para todo el pueblo de Herden.
Los médicos continuaban su trabajo en un intento por salvar la vida de Dominic, la tensión en la tienda era casi palpable. Andrew y Víctor mantenían una vigilia silenciosa al lado del rey, sus corazones pesados con la posibilidad de perderlo.
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La Reina
RomanceUn único error hizo que Lady Maya Kensington pagara un precio muy alto. Juzgada por la sociedad y rechazada por su propia familia, Lady Maya fue obligada a dejar la corte y marcharse lejos donde pudiera intentar empezar de nuevo con su vida. Sin emb...