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Llegó el gran día. El día en que el pueblo de Herden conocería a su nueva reina. La expectativa era inmensa entre la población, que intentaba adivinar en varias apuestas su identidad. El palacio real estaba organizando los últimos detalles para esta solemne ceremonia de coronación.
Mientras Dominic se reunía con Andrew y Victor para discutir algunos puntos importantes, Maya se encontraba en sus aposentos preparándose para su día cuando le informaron que la reina madre necesitaba hablar con ella.
—Claro que sí, permítale entrar.
La reina madre, una mujer experimentada y sabía, entró en los aposentos de Maya con una sonrisa cálida. Sus ojos transmitían sabiduría acumulada a lo largo de los años de reinado.
—Maya, querida, ¿cómo te sientes en este día tan especial? —Preguntó la reina madre mientras observaba a la joven reina con cariño.
Maya, aún un tanto nerviosa, pero llena de determinación, respondió:
—Me siento honrada por esta oportunidad, madre. Apenas puedo creer que seré la nueva reina de Herden.
— Sobre eso es lo que deseo hablar contigo. —Comentó ella con el rostro y la voz serios. Maya asintió y pidió a la sirvienta que los dejara a solas.
—Vamos a sentarnos, madre.
La reina madre y Maya se sentaron en un entorno lleno de elegancia, con muebles finamente tallados y tapices lujosos. La seriedad en el rostro de la reina madre indicaba que la conversación sería de gran importancia.
—Maya, la responsabilidad que estás a punto de asumir es inmensa. El reino de Herden confiará en ti para liderar, proteger y guiar a nuestro pueblo. —Comenzó la reina madre, eligiendo cuidadosamente sus palabras.
Maya asintió, comprendiendo la magnitud del papel que desempeñaría.
— No subestimes la importancia de la empatía, la justicia y la compasión. El poder de una reina va más allá de las decisiones políticas; llega al corazón de cada persona —la reina madre fijó su mirada en los ojos de Maya, transmitiendo la seriedad de la responsabilidad que se le transfería—. Desde que Dominic quedó viudo, asumí el papel de su reina; sin embargo, ese papel ya no me pertenece. Ahora es tuyo, y debes honrarlo.
Maya absorbió las palabras con atención, consciente de que estaba a punto de embarcarse en un viaje bastante difícil.
—Lo prometo, madre. Honraré el papel que me es confiado y me esforzaré por guiar a Herden con integridad y dedicación. Agradezco la confianza que depositas en mí. —Respondió Maya, sintiendo la gravedad del compromiso que estaba haciendo.
—Así debe ser. Ahora, más que nunca, tú y Dominic deben estar unidos. Soy consciente de que, al cruzar la sala del trono, te enfrentarás a antiguos enemigos, así como ganarás nuevos —comentó ella, sosteniendo su mano, y Maya entendió claramente el mensaje que la reina madre quería transmitir—. Algunos miembros de nuestra corte conspiran contra mi hijo. Y si él cae, nosotros también caeremos. Por el bien de todos nosotros, debes ser una roca para él.
Maya sintió la mano firme y reconfortante de la reina madre sobre la suya, escuchando atentamente sus palabras y comprendiendo la situación que se desarrollaba en los bastidores del reino.
—Madre, haré todo lo que esté a mi alcance para ser esa roca que Dominic necesita. Él ya me ha informado de todo lo que está sucediendo. Descuida, no caeremos, porque además de ser fuertes, tenemos a Dios de nuestro lado —declaró con optimismo—. Esos traidores caerán uno por uno. Preservaremos la estabilidad del reino. Puedes confiar en mí.
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La Reina
RomanceUn único error hizo que Lady Maya Kensington pagara un precio muy alto. Juzgada por la sociedad y rechazada por su propia familia, Lady Maya fue obligada a dejar la corte y marcharse lejos donde pudiera intentar empezar de nuevo con su vida. Sin emb...