✿
A las 6 de la mañana, volví a casa con la frescura nocturna aún impregnada en mi piel. La "juntada" improvisada en la casa de Amanda resultó más intrigante de lo que anticipaba. Enzo, con su mirada enigmática y esa sonrisa que esconde más de lo que revela, se convirtió en el foco de mi atención, como si hubiera algo bajo su piel que resistía aflorar.
Nos divertimos, compartimos historias y risas, pero Enzo permaneció en silencio, observando con una intensidad que no podía ignorar. ¿Por qué no se soltó como los demás? ¿Por qué optó por quedarse en la periferia, observándonos en lugar de sumarse a la algarabía? Surgieron preguntas inquietantes.
Quizás, en su mirada, descubrí una mezcla de incomodidad y cautela. ¿Será que algo en mi presencia lo inquieta? ¿O quizás, al darse cuenta de que al fin y al cabo sigo teniendo algo de adolescencia dentro mío?, no lo sé, siento me estoy haciendo la cabeza.
La incertidumbre se teje como un velo matutino, y mientras el sol despunta, las dudas persisten, creando un aire de misterio que se extiende con los primeros rayos de luz. Enzo, con su silencio intrigante, se convierte en un enigma que despierta mi curiosidad y deja preguntas suspendidas en el aire fresco de la mañana.
Rememorando esa noche, hay un dato que resuena en mi cabeza como un tango persistente. Amanda, con su curiosidad incansable, tiró la pregunta sobre el estado sentimental de Enzo. La respuesta, medio dubitativa y esquiva, reveló que en ese momento estaba soltero, pero el tono de incertidumbre dejó el aire cargado de intrigas.
No obstante, fue la cuestión sobre relaciones pasadas la que me picó el bichito del interés. A pesar de los ruegos de Amanda y Lucas, Enzo, con su sonrisa enigmática bien porteña, simplemente negó con la cabeza y largó unas risas, como si desentrañar ese capítulo de su vida fuera un misterio destinado a permanecer en las sombras. Hubo algo en su reacción que dejó claro que detrás de esa negativa se escondía una historia que prefería mantener alejada de las luces de la charla, como esas historias que solo se cuentan en confidencias nocturnas entre mates y susurros de la ciudad.
Esa fue de las pocas veces que él hablo, otra fue cuando le preguntaron si se sentía cómodo con la trama de la película.
Amanda era la que hacía las preguntas, le preguntó a Enzo si se sentía cómodo con la trama de esta película en la que estábamos metidos. La respuesta, medio descontracturada, dejó ver que al principio ni idea tenía en qué estaba audicionando. Solo sabía que iba a hacer de un chico, que había otra mina para el papel de una chica y que la cosa iba a ser una película. Pero el género, ¿misterio, terror, suspenso, acción? Ahí, no tenía ni la menor pista.
Fue hace unas semanas nomás, cuando aún no le habían dado el papel, que le tiraron el dato: iba a ser una película romántica. La noticia lo intrigó lo suficiente como para seguir con los castings. La incertidumbre se filtraba en sus palabras, como si cada detalle del guion fuera un enigma por descifrar. Y así, mientras avanzábamos en esta movida cinematográfica, Enzo se hundía en la incertidumbre, como si la película misma fuera un misterio a develar.
Ah si, y también desveló ser Uruguayo, y literalmente yo era la única que no lo sabía.
De todas formas puedo decir que lo supuse ya que su tonada por más que se mezcle con la tonada argentina no es la misma.
Si vamos a hablar de su tonada hablemos de todo, de su presencia que hasta ahora siempre irradiaba cierta elegancia. Su pelo, siempre impecable, con un par de mechones cayendo desenfadadamente sobre su frente. Las cejas, perfectamente delineadas, enmarcaban unos ojos que parecían ser ventanas a un hombre hasta ahora indescifrable, pues no expresaban absolutamente nada.
Su nariz respingada le confería un aire de altivez sutil, y sus finos labios, apenas sugerían emociones. Pero su cuello, impregnado de un perfume inconfundible, desataba sutiles susurros en el aire. Los brazos, las manos, gestos precisos, como si cada movimiento estuviera coreografiado.
Pero bueno, no crean que solo le presté atención a él, che. Por supuesto que también me fijé en el resto.
Lucas, por ejemplo, es moreno, alto, alrededor de 1,80, con una linda sonrisa y, bueno, una linda personalidad.
Amanda, por otro lado, es casi de mi misma estatura, con su personalidad de caniche en celo y su intensidad. Ella es tan perfecta que incluso puedo decir que ambos chicos se sienten atraídos hacia ella, por cómo la miran.
No sé, mi cabeza ahora es literalmente un "No lo sé". Lo único que sí sé es que tengo sueño y me encantaría ahogarme en mi almohada ahora mismo.
Pero no sin antes despojarme de cada prenda, liberándome del peso. Con cuidado, retiro el maquillaje.
Bajo el agua tibia, limpio mi rostro, liberándolo de las máscaras que tuve que usar hoy. Cierro los ojos, dejando que el agua se lleve no solo el maquillaje, sino también las tensiones acumuladas. Y luego, de vuelta a la habitación, me deslizo entre las sábanas frescas.
Acostada boca arriba, con la mirada perdida en el techo, dejo que la ficticia tranquilidad de la noche me envuelva. Cierro los ojos y siento cómo el sueño me acaricia suavemente. En ese instante, la noche de hoy se desvanece, dejando solo el susurro de los sueños que aguardan.
✿
VOTEN, DALE QUE EL CLUB ATLÉTICO ENZO VOGRINCIC NO SE MANTIENE SOLO💋
q tanto se hace el misterioso el otro gil, activa con la menor Enzo.
ESTÁS LEYENDO
𝗦𝗛𝗘 | ᴇɴᴢᴏ ᴠᴏɢʀɪɴᴄɪᴄ [𝐏𝐀𝐔𝐒𝐀𝐃𝐀]
Fanfiction𝐄𝐧 𝐞𝐥 𝐟𝐫𝐞𝐧𝐞́𝐭𝐢𝐜𝐨 𝐦𝐮𝐧𝐝𝐨 𝐝𝐞𝐥 𝐜𝐢𝐧𝐞 𝐚𝐫𝐠𝐞𝐧𝐭𝐢𝐧𝐨, 𝐅𝐥𝐨𝐫𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚, 𝐮𝐧𝐚 𝐭𝐚𝐥𝐞𝐧𝐭𝐨𝐬𝐚 𝐚𝐜𝐭𝐫𝐢𝐳 𝐝𝐞 𝟏𝟖 𝐚𝐧̃𝐨𝐬, 𝐬𝐞 𝐞𝐦𝐛𝐚𝐫𝐜𝐚 𝐞𝐧 𝐮𝐧 𝐝𝐞𝐬𝐚𝐟𝐢́𝐨 𝐢𝐧𝐞𝐬𝐩𝐞𝐫𝐚𝐝𝐨 𝐚𝐥 𝐜𝐨𝐧𝐬𝐞𝐠𝐮𝐢𝐫 �...