𝗦𝗛𝗘 | ᴇɴᴢᴏ ᴠᴏɢʀɪɴᴄɪᴄ [𝐏𝐀𝐔𝐒𝐀𝐃𝐀]

𝟏𝟒

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Al finalizar el rodaje, me dejo llevar por la calma que se instala en mi auto, permitiendo que las luces de la ciudad me envuelvan mientras reflexiono sobre las palabras de Enzo: "Nos vemos en tu casa, Flor". Unas simples palabras que, de alguna manera, generan un eco inesperado en mi mente. Me enoja admitirlo, ¿quién podría verse afectado por algo tan trivial? Pero a mí me afectó profundamente.

En medio de estos pensamientos, Sofía, mi mejor amiga, interrumpe mi introspección con una llamada cargada de enojo. Nuestra comunicación ha sido escasa últimamente, y su reacción revela el secreto de Enzo.

—¿Vos sos pelotuda, Florencia? ¿Cómo no me dijiste que estabas viviendo con Enzo? Te voy a matar.

Aturdida, intento explicarle que estaba a punto de contárselo, pero ella, enfurecida, me recuerda el día de la semana y nuestra tradición de los miércoles.

La realidad me golpea al no poder recordar. Intento disculparme, pero Sofía me detalla la situación incómoda de encontrar a Enzo en mi departamento. Mis disculpas se diluyen ante la tradición rota. Ella se sintió incómoda, nerviosa, y yo me debato en el proceso de asimilar la información. La llamada se corta abruptamente cuando Sofía me informa que está en mi departamento y ansiosa.

Un cosquilleo extraño persiste en mi estómago mientras llego al edificio, saludo al portero y subo al último piso, donde se encuentra mi departamento. Al entrar, me enfrento a un Enzo confundido y, aparentemente, algo molesto. Mi primera reacción es disculparme, explicándole que olvidé que Sofía venía. Él resta importancia, pero su mirada revela cierta incomodidad. Corro hacia arriba, enfurecida, y al entrar a mi habitación, la pregunta que resuena es un frustrado:

—¿Qué mierda pasó? — Pregunto.

En medio de mi enfado, algo más oscuro se asoma en mi interior. Me inquieta que Sofía y Enzo se hayan conocido. Sé cómo es Sofía, y si fue capaz de hacerlo con uno de mis ex, ¿por qué no podría hacerlo con Enzo, el chico que ahora comparte mi hogar? Aunque racionalmente sé que si a Sofía le gusta Enzo, no debería importarme, algo en mí se remueve incómodamente. No entiendo por qué me siento así, porque si Sofía quisiera ir a buscar a Enzo, lo haría, y podría enfrentar esa situación. Sin embargo, esa incomodidad persiste, y no puedo evitar cuestionarme el porqué de ese malestar.