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Yacía en el suelo del set, agotada hasta el último rincón de mi ser. La repetición de la misma escena tres veces, junto con las dos programadas para hoy, había llevado mi resistencia física al límite. Inicialmente, lidiar con las cámaras fue incómodo, pero esa incomodidad cedió paso a la fusión con Enzo, entregándonos por completo a los roces y tactos de nuestros personajes.

Las exigencias de las dos escenas del día requerían estampamientos contra la pared, roces bruscos que dejaron mi cuerpo no solo fatigado, sino exhausto. El peso físico se mezcló con la carga mental, ya que recordaron escenas olvidadas de la semana pasada, agregando más desafíos a una jornada ya de por sí intensa.

Enzo, con una sonrisa, se acercó, aún con parte de su atuendo de escena. Mientras él se ponía la remera, yo permanecía en el suelo, vestida con el camisón de mi personaje. Cauta, observé sus abdominales, sus clavículas, su respiración agitada. La complicidad entre nosotros creció cuando me extendió la mano para ayudarme a levantar, nuestros ojos sosteniendo una conexión intensa.

Esa armoniosa complicidad se vio momentáneamente empañada por la entrada de Darla, quien nos felicitó efusivamente con una sonrisa. La tensión entre Enzo y yo se diluyó momentáneamente, pero la complicidad persistió en el aire, eclipsada por la efusividad de Darla y su entusiasmo por nuestro desempeño.

—Estoy realmente sorprendida ante su profesionalismo, estuvieron perfectos, los felicito.— Comenta con felicidad y una enorme sonrisa que logra conmoverme.

—Flor, no entiendo como todo tu talento estuvo escondido tantos años, me generas un enorme orgullo nena, sos genial, tus papás deben estar demasiado orgullosos de vos.

Al escuchar las palabras de Darla sobre el supuesto orgullo de mis padres, sentí cómo mi mundo se desmoronaba, aunque mínimamente. No pude articular una respuesta adecuada y, en su lugar, le sonreí y le agradecí antes de escapar hacia mi trailer. Casi corrí para refugiarme en mi camarino, queriendo alejarme de las dolorosas palabras de Darla.

𝗦𝗛𝗘 | ᴇɴᴢᴏ ᴠᴏɢʀɪɴᴄɪᴄ [𝐏𝐀𝐔𝐒𝐀𝐃𝐀]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora