𝟓𝟎

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Los días pasaban como una sucesión implacable, y el viernes había llegado, me encontraba sumida en la agotadora rutina del rodaje, con el cuerpo marcado por moretones y el alma cargada con la intensidad de las escenas íntimas que había interpretado junto a Enzo.

La semana había sido brutal en todos los aspectos, dejándome exhausta física y emocionalmente.

Mientras yo lidiaba con mi propio cansancio, notaba que Enzo estaba sumido en sus pensamientos de manera más profunda.

A pesar de nuestras risas y miradas compartidas, algo lo perturbaba, llevándolo a salir por las noches a lugares desconocidos y a dedicar largas horas frente a su computadora. Mi intuición sugería que su obsesión estaba vinculada a Sofía, la uruguaya que había sido atropellada, y Enzo la buscaba incansablemente.

Un día, al descubrir que Enzo había dejado su computadora abierta, me encontré con su incansable búsqueda del responsable del accidente que afectó a Sofía. Archivos y diarios digitales eran testigos de su empeño por hallar respuestas. Aunque me conmovió su dedicación, decidí respetar su espacio y no intervenir en sus dilemas personales.

Cuando lo observaba, a veces parecía olvidarse de todo, pero la pesadez de sus pensamientos volvía a envolverlo. Aunque el ambiente entre nosotros se tornaba denso, opté por no entrometerme. Reconocía que Enzo estaba sumergido en algo que le importaba profundamente, algo relacionado con alguien a quien amó o incluso seguía amando.

La confusión reinaba en nuestros mundos entrelazados, y sentía un impulso creciente de comprenderlo, de ayudarlo a enfrentar lo que lo atormentaba. Quería investigar junto a él, compartir sus inquietudes, y aunque la idea de conocer a Sofía pudiera parecer masoquista, la curiosidad y la necesidad de entender a Enzo me guiaban hacia un camino incierto y desafiante.

Después de una agotadora jornada de rodaje, llegamos al departamento y nos sentamos a comer.

Sin embargo, noté la ansiedad palpable en Enzo, lo cual comenzaba a inquietarme. Sin poder contenerme, le pregunté:

𝗦𝗛𝗘 | ᴇɴᴢᴏ ᴠᴏɢʀɪɴᴄɪᴄ [𝐏𝐀𝐔𝐒𝐀𝐃𝐀]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora