𝗦𝗛𝗘 | ᴇɴᴢᴏ ᴠᴏɢʀɪɴᴄɪᴄ [𝐏𝐀𝐔𝐒𝐀𝐃𝐀]

𝟏𝟎

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—Tantas cosas vas a traer. —Digo con cansancio mientras cargo una de las dos cajas que trajo para dejarla en el piso de la sala.

—Florencia, son literalmente dos cajas y una valija.

—Y dos gatos mugrientos. —Digo mirando la jaula de los gatos, la cual se encontraba también en el piso de la sala.

—Vos serás la mugrienta. —Dice mientras cierra la puerta detrás de él para después apreciar mi departamento.

Su mirada se desvía a la sala, la cual se encontraba repleta de cuadros con mis viejos y amigos.

—Vení, te voy a hacer un recorrido. —Le digo logrando que me siga. —Para, primero soltá a tus gatos mugrientos para que recorran el lugar.

Soy un amor.

Veo cómo Enzo asiente para ir a liberar a sus gatos, los cuales, como buenos chismosos y desconfiados, se mueven a la par.

Aclaro mi garganta al ver cómo se acerca nuevamente.

Este es el rincón de la cocina, aunque casi ni piso aquí. Si sos de los que le gusta cocinar, este espacio es todo tuyo. —Señalo la heladera y los armarios—. Usa lo que necesites.

Seguimos hacia la lavandería, donde están la lavadora y la secadora. —Aquí están las máquinas para mantener la ropita en orden. Si necesitas lavar algo, adelante. No me complico mucho con estas cosas, así que sentite libre.

Subimos a la planta de arriba, donde están las habitaciones. —Arriba está la parte más privada —señalo mientras subimos—. La habitación con estrellitas es la mía, es fácil de identificar por la decoración un poco cursi. —Suelto una risa casi inaudible, tratando de aligerar el ambiente.

Luego, señalo la otra habitación en la esquina—. Y esa será tu habitación. Al lado está el baño de invitados, así que siéntete libre de usarlo. Mi habitación tiene su propio baño, así que no hay drama por el espacio.