CAPÍTULO 4: Inferno

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ALEKSEI

MIERDA. CARAJO. MIERDA.

—SI LLEGO Y ME ENCUENTRO CON EL TRAIDOR, JURO QUE LO ÚLTIMO QUE DESEARÁ ESA MIERDA ES ESTAR MUERTO. —Bramo, la furia fluye dentro de mi sistema, crece a medida que voy manejando. Acelero.

Estoy enfurecido, la caja de pandora ha explotado y los demonios que han estado contenidos dentro se han desbordado, y ahora lo que quiero es acabar con aquellos seres inferiores que han cometido traición.

Han tenido la osadía de sabotear una entrega importante de armas con los Turcos.

Como toque final, un Mercedes viene detrás mío pisándome el culo intentado matarme.

Las balas rebotan inofensivamente en la superficie del auto blindado, como insectos inofensivos chocando contra un cristal irrompible, produciendo un sonido metálico sordo con cada impacto.

Mientras que la lluvia cae pesadamente contra el asfalto de la carretera volviéndola más resbaladiza y peligrosa, aunque me importa una mierda y sigo con mi pie presionado en el acelerador.

Centro mi atención en la carretera. Mi copiloto está herido y en su rostro solo hay muecas de dolor y de sus labios salen quejidos. -Vyderzhi nemnogo*.

En estos momentos no tengo muchas municiones; lo único que queda es escapar.

Voy descendiendo a mi lugar favorito, aquel lugar en el que soy regente eterno, gobernando con deleite sobre los suspiros y lamentos que componen la sinfonía del infierno.

Empujo el automóvil a sus límites entrando y saliendo del poco tráfico de la carretera principal, tratando de perder el Mercedes.

Se que esos imbéciles que están dentro no son rival para mí, pero debo reconocer que son rápidos y están decididos.

¡Derzhis krepko!* —ordeno a mi copiloto que mantiene sus manos sobre su abdomen. Hace presión en su herida y poco a poco va perdiendo fuerzas.

Si estuviera solo en estos momentos, me enfrentaría a esas ratas, pero «¿Qué podría hacer?» Teniendo un herido en el asiento de al lado, sin munición, y el tanque del Bentley lleno.

La única salida es escapar con vida.

«Por el momento»...

Doy un giro brusco hacia la carretera lateral. Siento la adrenalina envolver mi cuerpo, mi objetivo es perder el Mercedes. La pantalla del móvil se enciende por una llamada.

—Espero que sean buenas noticias —gruño por los altavoces.

—Lo encontramos. —Responden en la otra línea. Sonrío satisfactoriamente.

—YA SABEN QUE HACER —pauso mientras dirijo mi mirada al espejo retrovisor confirmando que el Mercedes sigue detrás de nosotros. No tengo opciones. —LLÉVENLO Al SÓTANO. DESPUÉS ME ENCARGO DE ÉL. —Ordeno.

Da, khozyain*. —Termino la llamada telefónica. Los engranajes de mi mente comienzan a trabajar. Inicio haciendo un listado de los bandos enemigos que quieren verme bajo tierra y quedarse con mi imperio. Aquellos son los que lograron infiltrar la información sobre el día en que la entrega de armas al "Turco iba a ser despachada en el puerto, pero no se pudo realizar.

Der'mo*. —Delante mío diviso un puente, sin dudarlo llevo al límite el Bentley con la esperanza de saltar sobre la brecha y escapar.

Golpeo la rampa a toda velocidad y el auto se eleva. Por un momento estoy suspendido en el aire, paro luego ser absorbido por la gravedad. Logro aterrizar al otro lado del puente con un fuerte choque.

SACRILEGIUM [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora