Capítulo 35: Tiempo

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ALEKSEI:

No todo sale como uno lo espera.

Últimamente, siempre hay algo que debe de salir mal. Joder.

Si tan solo hubiera tenido la información mucho antes del desastre. Si tan solo hubiera sabido que Mi Olivia llevaba un hijo nuestro, hubiera adelantado toda esta situación, hubiera replanteado un nuevo plan, uno mucho mejor para salvarlos. Al final hubiéramos tenido otro desenlace.

La impotencia me consume al ver a mi mujer sufrir, me siento como si mi mundo se derrumbara. La rabia, la desesperación se entrelazan en mi pecho, buscando una salida para este dolor que me está destrozando por dentro.

Todo es una jodida mierda.

Suelto un sonoro suspiro de frustración.

Ni hablar del tema que le corresponde al Cartel Colombiano. No sé como habrán quedado los gemelos, pero, lo casi bueno en todo esto, es que la basura de Philips, ya no es más el Don del Cartel.

+゜・☆+゜・☆+゜・☆+゜・☆+゜・

Los enfermeros que me asisten a mi y a mis hombres cuando salimos lastimado en alguna reunión con los otros bandos, se han hecho cargo de mi Olivia.

Ha pasado hora y media, y agradezco que ellos estén haciendo todo lo posible para que ella se quede conmigo, acá con su familia, aunque necesito que hagan más y rueguen por un milagro porque si ella no sale de esto ellos perderán también sus vidas.

Esta estable, me reconforto, aunque ha perdido sangre, se encuentra estable.

Aún así con el miedo a flor de piel, me dirijo a un enfermero.

—¿Cuál es su estado? —cuestiono con una calma que no siento. Los enfermeros no me miran, están concentrados en mi mujer, pero un valiente logra dirigirse a mi con calma.

Sabe que su cabeza está en riesgo.

—Pakhan, estamos haciendo todo lo posible. —Su mirada muestra compresión e intuyo que algo no va bien.

—¿Mi bebé? —con fingida calma cuestiono al enfermero, aunque ya se la respuesta de antemano, quiero tener la certeza. Pensé que su respuesta no me iba a afectar, pero al ver el simple movimiento de negación por parte del enfermero, la opresión en el pecho regresa.

Me quedo en silencio procesando, me atrevo a tomar la mano de Olivia, tiene pequeñas cortadas en sus delicadas manos haciendo que se me forme un nudo en la garganta.

Me quedo sin aliento. Ahora no puedo hacer nada. Miro a mi alrededor y la veo a ella tan frágil y vulnerable. La desesperación y la rabia se apoderan de mí, pero las mantengo a raya, no quiero perder el control ahora.

Me siento impotente, como si no pudiera hacer nada para cambiar el curso de los acontecimientos. La pérdida de nuestro bebé es como una herida abierta que late y ha comenzado a sangrar con cada latido de mi corazón.

+゜・☆+゜・☆+゜・☆+゜・☆+゜・

El olor a desinfectante y sangre llena mis pulmones mientras observo a los médicos con urgencia llevarse a Olivia al quirófano, sus rostros concentrados en ella.

El sonido de las puertas cerrarse delante mío es como un golpe seco, me deja una sensación de vacío. El sonido de las máquinas y los murmullos de los enfermeros crean un ruido de fondo que no logra calmar mi ansiedad. El olor a antiséptico es abrumador, ni hablar de lo frío que se siente aquí. Es verano acá en Norteamérica, pero aún así siento el frío cerniéndose en mi cuerpo. como una manta.

SACRILEGIUM [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora