Capítulo 9: Arte y Misterio

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Un suave y melodioso sonido musical suena por los altavoces del parlante del salón en donde me encuentro. No quiero ser muy cliché pero hoy es uno de esos días en donde presiento que me irá de maravilla, esto se debe a que los cálidos rayos del sol de las diez de la mañana entran por la ventana mientras estoy rodeada de mis instrumentos de arte.

Para el evento de beneficencia de esta noche, me arriesgué por dibujar algo abstracto y espontáneo.

Estoy emocionada y nerviosa al mismo tiempo. No tengo muchas expectativas con respecto a que recaude mucho dinero, sin embargo espero que la persona que lo obtenga comprenda los sentimientos que le he puesto a esta pintura.

A medida que avanzo, me doy cuenta que el tiempo se ha reducido y necesito terminar. Me concentro en los detalles finales, asegurándome de que cada pincelada sea, si eso fuera posible, perfecta, pero como si mi estómago fuera mi enemigo, comienza a rugir de hambre. Verifico en el reloj colgado en la pared y exactamente es la hora de almuerzo.

«Que lástima» murmuro, mientras dejo escapar un suspiro, repitiendo una y otra vez en mi cabeza «Todo es mental», a la par intento terminar con el cuadro. Y sí, lo logro. Después de un tiempo acabo y la satisfacción de culminar hace que plasme una sonrisa en mis labios.

Me pongo de pie para admirar mi obra a una distancia prudente, mientras recojo mi cabello en un moño desordenado.

-Buen trabajo Olivia. -Me autofelicito.

Por otro lado, tres toques en la puerta interrumpen mi apreciación. Antes de responder un "adelante", la cabeza de Sammy se asoma por la puerta.

-Hola, Hola. -Saluda con una voz cantarina. -¿Interrumpo algo?

-No nena, entra -la invito a pasar. Sammy se coloca a mi costado mientras observa detenidamente mi obra maestra mientras da un silbido de aprobación.

-Mi corazón acaba de agitarse por dentro -Comenta mientras su mano la pone en su pecho, a la altura de su corazón.

Le dedico una sonrisa de agradecimiento. Me dispongo a recoger el desorden.

-¿Cómo lo nombrarás?

-«Blanco libertad» -respondo sin dudar aunque suene estúpido.

La confusión de Sammy se ve dibujada en su rostro de un bonito color canela.

-No soy mucho de arte, pero exijo una explicación. -Sammy toma asiento y no dudo en explicar el contexto.

-Es algo personal -Le dedico una sonrisa sincera por su atención. -Suele pasarme muy seguido y supongo que a la mayoría de las personas también. -Limpio los pinceles. Mientras guardo dos de las cartas que había leído esta mañana de mi madre, con el tema relacionado sobre su nuevo trabajo y lo mucho que me extraña, «Yo también la extraño».

Aunque aún no he leído las importantes, pero es por una buena causa. Las estoy guardando para el final. Y es que me considero ese tipo de personas que tienen impregnado en su chip mental: "Guardar lo mejor para el final". Algo aprendido durante mi estadía por este mundo, y es que guardar las cosas especiales para el final, en casos inofensivos, puedes alcanzar a apreciar el perfecto elemento sorpresa; Aunque como el abuelo Alonso me dijo una tarde de tantas en las que suelo ayudarlo con el invernadero, que, aquello en un futuro podría llevarme a mi fin. No lo dijo en esas palabras, pero lo entendí de esa manera. Pero en fin, también me considero una persona terca, por lo que redundo y se que estoy disvariando, pero las cartas que me quedan prefiero dejarlas para el final.

Vuelvo con Sam para explicarle sobre lo que he plasmado en la pintura.

-Cuando te preguntan sobre tu futuro, lo que quieres ser, el puesto de trabajo que piensas tener o ¿a dónde piensas viajar? A veces no te sucede que simplemente tu mente deja de trabajar con esa preguntas sencillas y te quedas sin nada que decir, ¿En blanco? Aunque lo único que persiste y que va con todos los caminos y rutas que tomes al final terminan con un sentimiento, el de querer ser "libre". -Sammy me da una mirada cómplice.

SACRILEGIUM [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora