Capítulo 29: Pavlenko

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ALEKSEI

20 AÑOS ATRÁS:

—¡Hermanito!, el llamado de Karina se escucha por los pasillos de la casa de campo en las afueras de San Petersburgo. 

El frío es reemplazado inmediatamente por la calidez del cuerpo de Karina que me rodea con sus cortos brazos. La admiración en sus brillantes ojos color zafiro me saludan con una mezcla de amor y alegría.

Herencia de "Diabyol" mi padre, el jefe de la Bratva. 

—Hola Karina. La saludo mientras despeino su rubio cabello, herencia de mamá.

Mi hermana mantiene su sonrisa de oreja a oreja.

—¿Qué me has traído? 

Sin decir mucho la sorpresa que le he preparado le extiendo una pequeña caja de terciopelo.

Sus cejas se arquean cuando lo toma en sus brazos, la curiosidad bordeando sus finas facciones. Cuando abre la caja, suelta un grito de sorpresa y vuelve a estrecharme en sus brazos. 

—¡Jesús Mío! —chilla. —Pero si es precioso. —Me entrega la caja para que lo sostenga, mientras saca el contenido. El frágil collar plateado de Tiffany & Co. bordeado con pequeños diamantes incrustados y zafiros azules en forma de gota enamoran a Karina.

—Gracias hermanito.

Veo detrás de la figura de mi hermana. Mi madre está en el umbral de la puerta de entrada con una sonrisa perfecta dibujada en su rostro. 

Camino hacia ella quien no duda en envolver sus brazos en mi torso y besar de manera cariñosa mi hombro, ya que no llega a mis mejillas. 

—Mi Alyoshka bebé. 

Bufo ante lo abrumador que suele ser su apodo para mí, mientras escucho una risita de Karina.

24 años de vida y mi madre aún sigue con su mismo apodo "bebé".

—¿Babushka? 

—Preparando tu platillo favorito. 

—¿El Pakhan? —Pregunto por mi padre.

—Esperándote en su oficina. —Responde inmediatamente mi madre tomando ahora entre sus manos mis mejillas y escudriñando mi rostro. 

—¿Estás herido?

—No. Respondo, ocultando las  heridas debajo de mis costillas izquierda que aún no sanan en mi cuerpo. No quiero preocuparla.  

 —Este bebé ya se como lucirlo. —Interrumpe Karina admirando mi obsequio. 

—Recuerdas a ... —mi hermana traga con fuerza por el nerviosismo mientras frunce el ceño con una pizca de preocupación. —Se me fue el nombre. ¿Má? —Busca ayuda en mi progenitora.

—Tu padre ha concertado una cena con la mafia serbia —inicia con su explicación. 

Mi ceño se frunce, un nudo se forma en mi estómago.

SACRILEGIUM [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora