Capítulo 13 : Sor Benita

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ALEKSEI


Observo impotente como la minivan se roba a Olivia de mi lado, desaparece ante mis ojos. Mi corazón late con furia mientras golpeo el volante del carro, dejando que la rabia se apodere de mí. Cada golpe es una manifestación física de mi frustración, de la impotencia que siento al no poder proteger a la persona que ha comenzado a importarme desde el día uno en que nos encontramos, o mejor dicho, desde el día que ella me encontró herido al lado de la carretera. 

Mi respiración se vuelve agitada, inhalo y exhalo con fuerza, tratando de contener la tormenta de emociones que me consume. Junto mis manos frente a mi rostro en un intento desesperado por encontrar algo de calma, pero mis dedos tiemblan ligeramente, incapaces de contener la ansiedad que envuelve todo mi ser. La incertidumbre sobre el destino de Olivia me atormenta, y la sensación de impotencia ante mi incapacidad para actuar me envuelve como una pesada manta.

La confusión y la angustia me consumen mientras busco desesperadamente una salida a esta situación desesperada. Estoy dispuesto a enfrentar cualquier peligro, cualquier amenaza, con tal de encontrar a Olivia sana y salva. Pero en este momento, todo lo que puedo hacer es respirar profundamente y esperar, esperar a que alguna pista me lleve hasta ella y me permita traerla de vuelta a salvo, contarle verdaderamente quien soy y mantenerla a mi lado.

Aún así, carajo. Me siento atado de pies y manos y  un peso en mi garganta no me deja en paz. 

La sensación de pérdida se instala en mi pecho y grito con furia.

—Voy a recuperarte Kresalja. Espérame cariño, ya voy...

Me estaciono al lado de la carretera para ordenar mis ideas. La primera que cruza por mi mente es mandar a mis escoltas a cada rincón donde Emilio Méndez sea dueño.

Eso es lo que hago, les ordeno que muevan sus perezosos traseros y la encuentre, mientras finalizo algún par de llamadas, enciendo el vehículo mientras trazo un plan mental de lo que tengo que hacer para recuperarla. 

Rememoro todo lo dicho por la basura de Piazzini, tal vez esté pasando por alto algún detalle importante. Pero no hay nada interesante que pueda rescatar de ello.

El insistente sonido de mi móvil hace que conteste la llamada por el altavoz, es Isaía. 

—Boss... —susurra Isaía. —Hemos traído a las chicas al convento al igual que Sor Benita —se queda en silencio,  —La madre de la chica que han secuestrado está aquí. —Anuncia.

Un nudo se forma en mi garganta.

«Vaya coincidencia». 


— Voy en camino, ¿Teresa está con ustedes? —cuestiono.


—La hermana Benita dijo que iba a darle una visita a la Madre Superiora, porque se había quedado solucionando un problema interno, y lo haría en privado. 

«Sospechoso»


—Y ¿Qué es lo que piensas ? 

—¿Yo? 

—¿Cuál es el plan? 

—No había pensado en eso... 

—Jodida mierda. Deberías haberlo hecho. —Bufo con fastidio. 

—¿Mando a dos hombres para que la sigan?

SACRILEGIUM [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora