Capítulo 25: El día...

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Este capítulo contiene escenas +18


—¿Es hora? —susurro, con precaución, solo para que Clarissa me escuche. La música de jazz se escucha a lo lejos como un constante recordatorio de los acontecimientos de esta noche. 

Y es que el evento de hoy ha sido la cena de compromiso entre Clary y Henrik. 

En el pasillo no hay ni un alma, pero en mi paranoia, me da la sensación de que estas paredes tuvieran oídos y en cualquier momento, alguien pueda llegar a enterarse de lo que estamos tramando. Estoy preocupada.  

—Sí. responde Clary, con una media sonrisa en su rostro.

El nuevo look de mi mejor amiga la hace ver inocente. Se ha cortado su melena oscura y ahora caen a la altura de sus hombros. Deslizo mi mirada a sus ojos, aquellos que bordean emoción, brillando por una promesa que ha hecho para resguardar su futuro, pero el cansancio como una maldita se manifiesta alrededor de sus bonitos zafiros, una tonalidad más clara que el de los zafiros intensos de Aleksei. Aquellos que me dejan en un estado de ingravidez cada vez que mi mirada choca con la de él robándome el aliento.

A la cena "especial", llegó Karina, la madre de Clarissa, con una disculpa por parte de su esposo y que a su vez prometía estar presente en la ceremonia de matrimonio de su hija. 

A Clary le dió igual que haya o no haya venido.

Nosotras sabíamos que esa ceremonia no se haría. 

Durante la cena, me tomé el atrevimiento de analizar un poco a Henrik y su actitud "posesiva" con Clary. El agarre en la cintura de mi amiga no fue desapercibida para mí, estaba incómoda y la tontería que le haya susurrado a su oído la ponía tensa. 

Maldito. Lo peor de todo era el coraje de no poder ayudarla, aunque de vez en cuando, cuando Clary me hacía una seña para que la salvara de él, iba e intervenía.

Por otro lado, Sammy, salió temprano para ejecutar el plan de escape. 

Por lo que ahora señoras y señores, mi mejor amiga. Clarissa, está comprometida y tiene un diamante en su dedo anular.

Además, por experiencia propia, conozco el peso que ha de sentirse el lujoso objeto en su mano. Lo viví en carne propia, por ende, al igual que Sam estaremos protegiéndola.

—Entonces... Iré a distraer al Ruso. —sobo las palmas de mis manos en mi vestido. Estoy sudando por los nervios.

Clary se lanza a mis brazos abrazándome con fuerza, para de ahí besar mis mejillas. Aspiro su aroma dulce entre vainilla y coco memorizándolo, con la incertidumbre de la fecha en que nos volvamos a reencontrar —. Te voy a extrañar horrores. —admito tragando mi sollozo.

—Y yo a ustedes. —besa mi cabello en gesto fraternal.

Respiro profundo controlando mi temblor. 

«Que sentimental Dios mío».

—Si necesitas después de todo ayuda, donde sea que quieras instalarte, no dudes en contactarme. Seguiré con el mismo número.

—Según el plan. Pasado un año, las busco—, recuerda.

—No creo poder soportar—, admito; al mismo tiempo muerdo mi labio para retener el llanto y alcanzar a Aleksei en la habitación.

—Lo harás, me anima. Vuelvo a abrazarla por última vez, mientras finjo una sonrisa, que sale más como una mueca. 

«Tengo que ser fuerte. Tengo que ser fuerte».

SACRILEGIUM [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora