Mis quejidos inundan el cuartucho donde me encuentro cautiva, deshidratada, con hambre y frío.
He perdido la cuenta de los días en que he permanecido en este lugar a causa de mi padrastro, quien no ha dudado ni un segundo en torturarme dejando rienda suelta a sus bajos instintos.
Las gruesas cadenas que me mantienen atada contra mi voluntad irritan, y lastiman mis muñecas y tobillos.
Después de salir del taller de pintura que realizan como mínimo tres veces en la escuela, hace un par de noches atrás. Cuando regresaba a casa, divisé las luces del que vendría a ser mi lugar seguro apagadas, el alivio en ese momento embargó mi alma.
Fuerzas es lo que me faltan ahora para enfrentarme a los problemas de casa que incluyen a mi padrastro, por lo tanto, el arte vendría a ser mi boleto de escape de la realidad, mi forma de liberar todo lo que siento y así expresarme sin palabras.
Me encanta la pintura y siempre he sentido una conexión especial con ella. Fui inculcada desde pequeña por mi abuela por esa pasión hacia el arte.
Ahora en la escuela estaba descubriendo el barroco y lo amaba.
Suelto un suspiro por el cansancio de la jornada de hoy, mientras inicio el ascenso por las gradas del pórtico de mi casa.
Ana, mi progenitora, fue de visita al campo a cuidar de mi abuela y llegaría dentro de un par de semanas.
Tiempo suficiente para crear un plan en el que pueda evitar encontrarme a toda costa con su esposo. Mi padrastro, un ser repugnante que prometió protegernos en un inicio pero, en el último periodo en el que he llegado a convivir con Él ha sido todo lo contrario convirtiendo mi vida en un infierno.
Me siento atrapada hasta en mi propia casa, la denominación de lugar seguro cambió a un:
Huye. No entres ahí. Peligro. Escapa.
Pero toda esta situación debe de cambiar de una u otra manera por el bien de mi madre y el mío.
Había pensado en hablar con mi abuela y pedirle ayuda para encontrar otro lugar para vivir. Soy consciente de su estado actual, así que descarto esa idea para no preocuparla.
También tuve la idea de hablar con mi tutor y pedirle un consejo, pero conociéndolo, me niego a ser la comidilla el resto del año de los docentes de mi escuela.
Me doy por vencida, por el momento.
Ya habrá alguna solución, lo importante es que no puedo quedarme de brazos cruzados mientras mi padrastro sigue siendo una amenaza para mi familia.
Entro a casa y cierro la puerta detrás mío, descuelgo la mochila del hombro y la tiro en el área designada, llevando conmigo a la cocina mi botella para llenarla con agua.
En el momento que enciendo la luz de la cocina, el aire escapa de mis pulmones. La persona que menos esperaba ver, como si de una invocación al demonio se tratase, se encuentra sentado en medio de la cocina.
Mi padrastro. Philips, el esposo de mi madre.
Quien nunca me inspiró confianza para que formara parte de mi mundo.
Me saludó con sarcasmo dando a entender un solo significado muy obvio: «Estaba en problemas».
Ahora lo único que debo de pensar es buscar la manera rápida de huir.
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SACRILEGIUM [+21]
Romansa"En el mundo de los conventos, la inocencia se pierde y los secretos se multiplican". Olivia lo conoció esa noche... Ella se encontraba camino a la ciudad. Mientras tanto, Él estaba al lado de la carretera, desangrándose. Olivia sintió atracción por...