1 semana después.
4 meses de gestación.
Las hormonas, o tal vez sea intuición o sexto sentido hace que perciba el ambiente pesado. Me siento ansiosa y tal vez un poco paranoica, después de todos los acontecimientos vividos en estos meses, mi mente está en modo aleatorio. Por puro instinto masajeo mi vientre.
Mi bebé sigue conmigo y eso es lo que me mantiene en tierra firme.
Estoy tomando las vitaminas, el ácido fólico como pan de cada día, aunque es mínimo, puedo llegar a sentir su latido. Así que mi bebé no es el problema.
Doy un vistazo a la monotonía de mi alrededor. La habitación sigue igual que siempre, sin cambios. Tarareo una melodía inventada mientras tomo la revista de siempre con una mano y con la otra acaricio mi vientre. Esto hasta ya se ha vuelto costumbre, aunque sigo un poco asustada por el futuro de mi bebé y por supuesto que del mío también, pero vamos un paso a la vez.
Un leve movimiento en mi vientre tiene toda mi atención.
—Supongo que pensar en lo que pasará más adelante no es buena idea. —Suspiro mientras trato de que esos pensamientos se dispersen y se vayan al vacío por un tiempo.
Dos toques en la puerta hacen que desvíe mi vista de la revista, hacia la puerta. Nadie habla, pero deslizan algo debajo de la puerta.
Aparto las sábanas con cuidado, dejo a un lado todo y cautelosamente camino hacia el papel. Me agacho a recogerlo, y simultáneamente miro por la rendija para ver quien está al otro lado. No hay nadie, pero el papel oscuro arrojado con una letra prolija en español me hace sonreír con autosuficiencia. Era lo que estaba esperando. Tal vez es por eso por lo que estaba un poco angustiada. Vuelvo a mirar por la rendija, pero el pasillo está levemente iluminado y no hay nadie. Lo bueno, que tengo la respuesta de Santiago y Santos. Mi boleto de salida.
Vuelvo a la cama. Ahora solo queda esperar a Emma, y seguir con la parte del plan que sigue.
Suelto un bostezo del cansancio. Me permito una pequeña siesta.
+゜・☆+゜・☆+゜・☆+゜・☆+゜・
La voz de mando de Philips y el estruendo de la puerta al chocar con la pared me despiertan con el corazón en la mano. La posición en la que dormí me dejó con dolor de cabeza y cuello. Respiro profundamente.
—Vamos perra. ¡ARRIBA! —Philips, como siempre está furioso.
—¡NOS VAMOS! —exclama.
—¿Qué? frunzo el ceño confundida intentando apartar las sábanas enredadas en mis piernas. Philips no se da cuenta, así que toma con fuerza de mi brazo y me saca de la cama volando. Tropiezo y como es de esperarse, caigo al piso, siento un leve dolor debajo de mi vientre. El miedo recorre mi cuerpo. Se transforma en escalofrío.
—¡CARAJO!, ¡PONTE LOS ZAPATOS!, ¡YA! —. Philips grita. Me quedo en mi sitio, no me muevo por miedo a lastimar a mi bebé.
No se cuantos segundos pasan, pero todo va en cámara lenta.
—Jodida mierda, Olivia. Ponte de pie rápido.
Me siento pesada, la cabeza ha comenzado a palpitar, las articulaciones me arden y tengo un mal presentimiento.
Philips sin cuidado al ver lo reacia que me he puesto a su orden se pone a mi altura. Sin compasión extiende su palma golpeando mi mejilla de manera salvaje, mandándome hacia atrás, suelto un leve sollozo por el dolor. Es inevitable. Trato de no mostrar debilidad, pero las hormonas en esta etapa del embarazo están muy alteradas, aunque estoy en mi segundo trimestre de embarazo. Aún así me encuentro vulnerable.
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SACRILEGIUM [+21]
Romance"En el mundo de los conventos, la inocencia se pierde y los secretos se multiplican". Olivia lo conoció esa noche... Ella se encontraba camino a la ciudad. Mientras tanto, Él estaba al lado de la carretera, desangrándose. Olivia sintió atracción por...