ALEKSEI
Si Isaía no hubiera interrumpido, en estos momentos estaría disfrutando del cuerpo de Olivia.
Las amenazas de Clarissa se fueron por la jodida borda una vez que la tuve conmigo frente a mi.
«No pude evitar la tentación de probar su piel».
Con fervor incontenible, acaricié su trasero hipnotizante y palpé con deleite sus senos turgentes, perfectamente suaves. Mi deseo ardiente dejó su huella en su piel como un testimonio apasionado. Cada susurro y gemido apenas perceptible aún resuena en mis oídos como una sinfonía celestial, mientras ella me suplicaba por un beso. Aunque mis instintos fueron frenados en esta ocasión, juro que la próxima vez le otorgaré un beso que la transportará a un éxtasis inolvidable. Comprendo su lucha interna y no la culpo, pero en el futuro, la sumergiré en un éxtasis tal que olvidará hasta su propio nombre.
Antes de dirigirme donde se encuentra Isaía, paso por los servicios higiénicos para acomodar mi entrepierna. Ah, también la puta máscara.
Pero hay buenas noticias y es que mis hombres han logrado dar con una de las tantas ratas que tratan de afectarme, y que, alerta spoiler, exterminaré hoy.
Doy una última mirada aprobatoria al espejo y salgo rumbo a las escaleras. Estoy por bajar cuando me encuentro por segunda vez en la noche con Clarissa que se encuentra a un par de escalenos para adentrarse al pasillo.
La sombra asesina en su mirada lo dice todo y me vale mierda lo que piense; sin embargo, me preocupa lo que pueda llegar hacer, ya que sus acciones podrían afectar a Olivia y no deseo que nada malo le ocurra a mi tormentoso Ángel...
—Padre —gruñe con fastidio.
Toco mi mandíbula con irritación.
—Dyavol. Demonio —la saludo como solía hacerlo cuando era más pequeña y aquel apodo le fastidiaba. Clary, pone los ojos en blanco mientras sube rápidamente los escalones que le faltan golpeando mi brazo con el suyo. Su hobbie favorito.
Pero antes de que siga con su camino y dejándole tiempo a que mi Olivia se calme allá adentro, le ordeno que en menos de 20 minutos se larguen del lugar.
Ella lo entiende. Intenta hacerlo por su propio bien y como un acto de protección, aunque ahora su mirada desafiante muestra indicios de temor. Conoce bien el tipo de familia que somos, nuestra ocupación, y no pondrá en riesgo a sus amigas ni a ella misma.
—Entendido... Boss —murmura entre dientes antes de liberarse de mi agarre y seguir con su camino.
+゜・☆+゜・☆+゜・☆+゜・☆+゜・☆
Abriéndome paso entre la multitud, me dirijo hacia la parte trasera de la mansión. Encuentro a Isaía parado en el umbral, sosteniendo un arma.
—Boss —saluda.
—¿Dónde está? —cuestiono, el ambiente tenso comienza a fastidiarme.
Isaía señala al otro lado de la mansión, a 10 metros aproximadamente hay una pequeña casa de madera, tal vez guarden implementos de jardinería, pero es el lugar perfecto para lo que tengo en mente.
Caminamos a pasos rápidos. Hay siete hombres custodiando la entrada que al verme no dudan en dar su saludo respectivo. Dos de ellos entran colocándose a cada lado de la rata de Paul Piazzini. Me quito la estúpida máscara de mi rostro y con una sonrisa siniestra en los labios, siento la urgencia en mis manos de tomar mi arma y dispararle sin piedad a su repugnante cuerpo, aún así no me limito en sacar mi arma y con esta le levanto la cabeza que está inclinada hacia abajo.
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SACRILEGIUM [+21]
Romansa"En el mundo de los conventos, la inocencia se pierde y los secretos se multiplican". Olivia lo conoció esa noche... Ella se encontraba camino a la ciudad. Mientras tanto, Él estaba al lado de la carretera, desangrándose. Olivia sintió atracción por...