Hoy es nuestro último día juntos en Venecia y, la verdad, estoy raro,
Raro porque me he enamorado de él.
Raro porque lo voy a echar de menos.
Raro porque sí.Su avión privado sale a las siete de la tarde. Lo acompañaré al aeropuerto, después regresaré al hotel, y mañana a primera hora iniciaré mi viaje en moto a España.
Mientras duerme lo observo y..., joder, ¡lo que siento cuando lo miro!
Estos días Jiwoong me ha enamorado como no creo haberlo estado en la vida. No solo es encantador, tierno, salvaje y caballeroso, sino miles de cosas más, y todas ellas buenas. No sé qué pasará una vez que lleguemos a Seúl, pero desde luego lo que hemos vivido estos días en Venecia ya nadie nos lo quitará.
Lo observo en silencio. Me gusta verlo dormido con el pelo revuelto sobre el rostro, así que cojo mi móvil y le hago una foto.
Quiero tener ese recuerdo de él, dormidito, tranquilo, feliz.
Cuando voy a dejar el teléfono, que tengo sin sonido, este comienza a vibrar. Compruebo que es una videollamada de Taerae, por lo que, tras levantarme con sigilo, me encamino hacia el baño y, cerrando la puerta, saludo:
—Buongiorno desde Venecia.
—Buenas tardes desde Seúl—se mofa Taerae saludándome a su vez.
Sonrio divertido. Italia va ocho horas por detrás del horario de Seúl. Aquí son las nueve de la mañana y allí es media tarde.
—¿Dónde estás? —pregunta Taerae.
Apoyándome en el precioso ventanal del baño que da al Gran Canal, doy la vuelta a mi teléfono para enseñarle las vistas.
—Ahora mismo en el baño —respondo—, mirando el Gran Canal. Hace quince segundos mirando a mi gran Semental.
—Las vistas, perfectas... ¿Me enseñas al Semental?
Al oír eso sonrío y murmuro mirando la pantalla:
—De eso nada, rey. Mi Semental es solo para mí.
—Pues sí que te he ha dado fuerte...
—Fuertísimo —afirmo.
Los dos reímos. Durante estos días he mantenido informado a Taerae de mis avances con él, y cuando voy a contarle lo raro que me siento hoy dice:
—Ayer llamé a tu madre.
Oír eso me interesa, pues la última vez que hablé con ella estaba extraña.
—Creo que anda un poco depresiva —añade Taerae —. Os echa mucho de menos.
Asiento, lo entiendo. En este instante todos sus hijos estamos fuera. Hanbin, en España. Mingyu, en Dayeon. Daniel, en busan y yo, en Venecia. Conociéndola, debe de estar como un alma en pena.
—Tranquilo —digo—. En cuanto Hanbin y yo regresemos a Seúl se le pasará.
Ambos reímos, y luego Taerae suelta:
—Tengo que contarte una cosa terrible.
Malo, malo. Cuando mi amigo pone ese tono y ese gesto de victimismo es para echarse a temblar.
—No me digas que Hao ha hecho algo, porque...
—No00000, por Dios..., Hao es un amor. Es más, creo que lo voy a contratar de por vida; ¡no veas el tío, lo bien que vende la ropa!
Suspiro, pues saber eso en cierto modo me tranquiliza, y acto seguido pregunto:
—Lo que me tienes que contar, ¿es bueno o malo?
![](https://img.wattpad.com/cover/356319295-288-k814126.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Si hay que perder el miedo a algo, que sea al miedo. MATTWOONG
FanfictionMatthew, ama su trabajo, pero por experiencia sabe que si tiene pareja puede hacerlo sufrir. Jiwoong, el cual después de la muerte de su esposa se cerró en banda al amor. El destino los unirá, y aunque son muy diferentes se atraerán de tal manera q...