28 jiwoong

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Me gusta viajar. Viajo a menudo a causa de mi trabajo, y la llegada a España en mi avión privado me colma de felicidad. Aun así no llego a entender por qué últimamente me siento más solo que nunca.

Pienso en Matt, en ese hombre que me desconcierta tanto, y me siento como un bobo. Por primera vez tras la muerte de Minjung una persona me ha hecho sentir magia y yo directamente lo rechazo, pero sufro. No me entiendo ni yo.

En la aduana me encuentro con mi equipo, que ha viajado en un vuelo regular, y presentamos toda la documentación que nos piden. Venimos cargados de material de grabación desde Seúl, y entiendo que la policía española quiera saber lo que traemos.

Por suerte, todo resulta mucho más fácil cuando llega Park Sunghoon, el marido de Kim Sunoo. Es policía, un geo español, y haciéndose cargo de la situación nos ayuda con el papeleo.

Una hora después, cuando todo está solucionado, Sunghoon, Gyuvin y yo salimos por fin con Jackson y Bambam de la zona de aduanas por una puerta diferente de la que usa todo el mundo y en la que no hay periodistas.

Sonrío al ver, junto a Sunoo y Woongki, a Jay y Jungwon. Recuerdo lo que vivimos juntos en Seúl, hasta que Jay y jungwon por fin se dieron su oportunidad. Y, tras chocar la mano con Jay, saludo:

Mariliendre, qué gusto verte de nuevo.

El sonrie, hay una gran complicidad entre nosotros.

Jiwoong, ¡bienvenido de nuevo a España! —exclama.

Acto seguido miro a jungwon, que está a su lado, y musito:

Y tú, mi precioso Jungwon de ojos miel, más lindo no puedes estar. La maternidad te ha sentado de maravilla.

Como imaginaba, se lanza a mi cuello y, tras darnos un cálido abrazo, afirma:

Ni te imaginas las ganas que tenía de verte.

Y yo a ti —digo con afecto.

Divertidos, hablamos. Estar todos juntos es como estar en una fiesta, y Woongki, mirando a Jay y Sunghoon, exclama:

¡X-Men, juradme que me habéis comprado chorizo del rico!

Y jamoncito —asegura Sunghoon.

Woongki salta, da palmadas y grita.

Oh, my God! ¡Vivan mis heteropetardas!

Todos soltamos una carcajada. Woongki y su particular manera de hablar siempre nos hace reir.

-¿Y Niki? —le pregunto entonces a Sunoo al verlo abrazado a su marido.
Sunghoon sonríe al oírme. Niki es su precioso hijo.

Nos espera en casa —dice él—. Tenía deberes que hacer.

Entonces os vais directos para Sigüenza, ¿verdad? —pregunto.

Ellos asienten.

No veo el momento de estar con mi niño —declara Sunoo— Llevo veinte días sin verlo.

También asiento. Lo entiendo perfectamente, puesto que vive entre España y Seúl.

Yo sí que no veo el momento de llegar a nuestra casa..., Estrellita —murmura Sunghoon.

Woooo, ¡la que se nos vieneeeeee! —se mofa Woongki.

Eso nos hace reír a todos, y más cuando añade:

Oh, my God! Esta noche Niki y yo tendremos que ponernos tapones en los oídos.

¡Woongkiiiii! —Sunoo rie.

Si hay que perder el miedo a algo, que sea al miedo. MATTWOONG Donde viven las historias. Descúbrelo ahora