33 jiwoong

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La noche se me está haciendo eterna, y por fin consigo que mi prima y su novio se vayan de la sala. Sé cuánto incomoda su presencia a la familia de Hanbin , y ella no tiene por qué estar aquí.

Pero ver a Matt y no acercarme a el de pronto se convierte en algo insoportable, que no tiene sentido. Y más desde que hemos comenzado a mirarnos y he visto en sus ojos lo mismo que siento yo por el. Deseo.

Durante un rato largo lo veo hablar con Oh Seungmin y con otros miembros del equipo, mientras yo me abraso por dentro. Pero ¿a qué estoy jugando? ¿Qué me está pasando?

Mi teléfono suena y, al ver que es mi padre, lo cojo sin dudarlo.

Hola, papá —saludo echándome a un lado.

Jiwoong , ¿estás ya en Madrid?

Oir su voz siempre me hace sonreir.

Sí, papá —respondo.

Oh, Madrid..., ¡qué lugar tan maravilloso! Tienes que ir al museo del Prado, que es espectacular.

Lo sé, papá. Lo sé. Pero no sé si podrá ser en esta ocasión...

Durante unos minutos mi padre y yo hablamos, nos interesamos el uno por el otro.

¿Sabes que anoche cenamos con Seobin y sus padres? —comenta él en un momento dado.

No..., no..., no..., ese tema no me interesa.

Me dijo lo bien que lo pasasteis en Busan, y en sus ojitos vi esa picardía que tienen los omegas cuando se deciden por alguien —añade.

Suspiro. Mi padre ve cosas donde no hay nada.

Papá... —digo—, no empecemos.

Hijo, no empiezo. Solo te digo que Seobin está interesado por ti, y debes tenerlo en cuenta. Piensa en cómo es el y en la bonita vida que tendríais juntos. Ambos estáis vinculados con el mundo del arte, aunque en diferentes facetas. ¡Es el omega ideal para ti!

Suspiro. Le ha dado fuerte con Seobin.

Papá...

Lo sé, Jiwoong, lo sé. Tu madre y yo somos unos pesados, pero si lo somos es porque te queremos, nos preocupamos por ti, y solo deseamos verte feliz. Y Seobin es un acierto total para tu vida.

No respondo y miro a Matt . Verlo sonreír me cautiva.

Hijo, recuerda eso que dijo Gabriel García Márquez —prosigue él—: «No llores porque ya se terminó, sonríe porque sucedió». ¿De acuerdo?

No puedo dejar de mirar a Matt.

Entendido, papá —contesto.

Minutos después, tras despedirnos y quedar en que llamaré a mi madre, me guardo el teléfono en el bolsillo del pantalón mientras Gyuvin se acerca a mí.

Acabo de hablar con mi preciosa mujer y me ha dicho que los peques y ella están bien —comenta.

Sonrío. Sé lo importante que su familia es para él.

Ya están cerrados los siguientes rodajes —dice a continuación—. Mañana, en el teatro Real. Pasado mañana, en el paseo de la Castellana y, al siguiente, en el museo Thyssen.

Asiento. Pero ver a Oh seungmin hablando de nuevo con Matt me tiene nervioso.

Luego saldremos para Seúl—continúa Gyuvin -, y regresaremos a España al cabo de unos días. Ya está todo arreglado.

Si hay que perder el miedo a algo, que sea al miedo. MATTWOONG Donde viven las historias. Descúbrelo ahora