Tom Kaulitz o como todo el mundo lo llamaba LA BESTIA era un adicto a la adrenalina, rebelde, un hombre que salió por su cuenta solo de las oscuras calles de Stuttgart, mujeriego con bastantes mujeres a su alrededor, y bastante agresivo, no cree en...
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By:Bill.
Al dar por terminada la llamada, corrí rápidamente agarrar las llaves de mi moto y salir a toda velocidad para llegar a la casa de Tom.
Llegue en tiempo récord, estacionando como pude en el estacionamiento y subir corriendo hasta el asesor, al llegar a la puerta de su casa ni siquiera me límite a tocar solo entre buscándolo con la mirada encontrándolo sentado sobre el piso aun lado de los sillones.
— Tom — Lo llame arodillandome a su altura y buscar su mirada. El de a poco fue levantando la mirada hasta que pudimos conectar, mi corazón se estrujó, tenía los ojos hinchados con ríos de lágrimas escurriendo llegando hasta su cuello y unas muy rebeldes cayendo al suelo, por primera ves pude verlo llorar sintiendo la sensación más horrible subir por mi garganta, y el maldito impulso de abrazarlo dándole refugio entre mi cuerpo.— Tranquilo, todo va estar bien. Ya estoy aquí.— Susurre mientras acariciaba su espalda.
Sentí los temblores de su cuerpo cuando abrazo mi cintura aferrándose a mi buscando refugio en mi pecho.
— G-gracias.— Trato de decir entre temblores.
Estuvimos en esa posición por varios minutos en un silencio cómodo donde trataba de tranquilizarlo con caricias y pequeños besos en su nuca.
Ya calmado se levantó del piso con migo aún entre sus brazos, y tomo asiento en uno de los sillones poniendome a mi sobre sus piernas sentado de costado sin romper ese fuerte abrazo.
— ¿Quieres contarme que fue lo que pasó?.— Pregunté después de unos minutos.
— Discutí con Georg.— Susurro con la cabeza escondía en mi cuello.
— ¿Por qué?.
— Le conté lo que pasa entre nosotros.
— ¿No lo tomo bien?.— Pregunté imaginando el peor escenario, siempre supe que Tom mantenía esto en secreto por su reputación y aún más frente a su amigo, siempre sospeche que tenía miedo al rechazo y al parecer esas sospechas eran ciertas.
— Por muy extraño que se escuche el ya lo sospechaba.— Dijo separándose de mi cuello — Se siente decepcionado de mi por no haberle contado nada antes, me sentí tan mal por eso que intente volver a tomar las pastillas, pero... Me acordé de ti, de tu llanto y la forma desesperada que tuviste cuando no podía despertar.— Dijo mirando un punto fijo en la pared.
Saber que fui yo el motivo que lo hizo desistir de no hacer una locura me iso sonreír y buscar sus labios para besarlo de la manera más tierna que tenía, sintiéndome correspondido por su parte y abrazarnos tan fuerte que pareciera que pudimos unir nuestros cuerpos.
— Gracias por pensar en mí y no tomarlas.
— Gracias a ti por estar siempre en mi mente y no hacerme cometer una locura.— Confesó y yo sentía tanta felicidad que sentía que no cabría en mi pecho.
