O N C E

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Los meses avanzaron tan rápido que ya había llegado fin de año, y junto a él, la última clase del mismo. Bueno, "clase", en realidad era una reunión entre padres y niños del jardín para despedir el año estudiantil de una forma más amigable.

—¿Entonces... te convenció?

Preguntó Tony una vez se acercó entre todo el tumulto de padres repartidos por el lugar.

—¿De qué hablas?

Steve sonrió sólo de ver al maestro. Se habían vuelto algo... unidos, por así decirlo.

Eran amigos, o algo así. En repetidas ocasiones Steve llevó a Anthony a su departamento y salieron juntos a comer algunos fines de semana. En un día específicamente lluvioso, Tony se quedó en casa del rubio por los cortes de luz que derivaron del clima. Otro día Joseph se quedó tan dormido en el auto que Tony invitó a pasar a Steve para que no despertara al niño en el trayecto. Y así, un sinfín de situaciones que los acercaron hasta ser lo que hoy son:

Nada.

Simplemente un maestro y su apoderado haciendo buenas migas. O eso es lo que Tony quería pensar. No quería ver señales donde no las habían, ni pensar en cosas que no debía, así que se limitaba a esa sencilla opción. Nada. Steve era viudo, y ni siquiera sabía si era gay. Tony era bisexual y libre, pero no dejaba de ser el maestro de Joseph.

—El jardín. —Respondió Tony, dejando de ver el perfil del rubio para observar a Joseph en los juegos junto a sus amigos. —Quiero decir, cuando viniste por primera vez dijiste que lo pondrías a prueba.

Steve asintió, relamiendo sus labios antes de hablar, pues llevaba serio mucho tiempo y eso le hizo sentir más comodidad.

—Bueno, sí. —Dijo simple, mirando a su hijo tan feliz. Quién diría que un cambio de ciudad tan radical haría eso en su pequeño. —Joseph está feliz, y en verdad es todo lo que buscaba.

Tony casi saltó de la emoción en su lugar. Amaba cuando los padres se encariñaban con el lugar por su labor.

—Me alegra escuchar eso, Steve.

Habló Tony una vez volvió sus ojos miel a su acompañante, quien por supuesto le devolvió la mirada intensamente.

—Es todo gracias a ti.

Fue tan directo y sin titubeos que Tony se sintió sorprendido. Casi, casi se sonrojó.

—Por supuesto que no, yo sólo hago mi trabajo y...

Steve le interrumpió cuando tomó ambas manos del maestro entre las suyas, poniéndose frente a él de un momento a otro.

Tony se intimidó, pero estaba fascinado. Tanto que olvidó un segundo su alrededor y el bullicio.

—Tony, eres lo mejor de esta ciudad. —El corazón del más bajo saltaba fuerte contra su pecho. —Puedo confiarte lo más valioso que tengo, ciegamente. Hiciste de mi hijo un niño nuevo y seguro de sí, ¿cómo podría no quererte?. —Ay, ¿en serio dijo eso? —Como su maestro, Tony. Quererte como su maestro.

Dijo unos segundos después. Segundos después de notar lo que había dicho, y toda la emoción del maestro, decayó de cien a menos mil.

—Claro.

Soltó sus manos, sonriendo incómodo luego de la corrección del capitán.

—Me alegra que Jo se quede con nosotros.

Steve se sintió extraño y confundido por la actitud distante del castaño, pero no hizo comentarios.

—Tengan un excelente fin de año, señor Rogers. Nos veremos en marzo del próximo.

El castaño hizo una leve reverencia a modo de despedida y caminó para irse junto a sus colegas. Lejos de Steve.

Se sintió amargo para el rubio, sin saber que contestar cuando después su hijo llegó a su lado. Era hora de irse a casa para iniciar sus vacaciones.

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notas:

no me odien, es que me gusta el drama jejeje.

pd: feliz día del amor y la amistad por adelantado, y si no, feliz día del soltero. besitos.

Nuevas Oportunidades - [Stony]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora