T R E C E

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—¿Una niñera?

Steve se apoyó en la pared fuera del jardín, completamente molesto mientras hablaba por teléfono con Bucky.

—Sí, Buck, una niñera. —Respondió mirando su auto estacionado desde donde estaba. —Sabes que no puedo estar con Joseph todo el día por el trabajo, y si sigue así tendré problemas en el jardín y se volverá un niño irresponsable.

—Creo que estás siendo muy duro, sólo copió unas tareas y ya.

—No es sólo eso, también estuvo vendiendo caramelos que sólo Dios sabe de dónde los consiguió, y sólo tiene siete años.

Dios, nunca pensó que tendría este tipo de problemas tan pronto.

—Es un emprendedor.

—¿Sí?, en el reglamento le llaman plagio y comercio ilegal.

El rubio se molestó cuando escuchó las risas del castaño de cabello largo por el teléfono.

—¡Es sólo un niño, Steve!

Rodó los ojos, apretando sus labios antes de contestarle a su amigo.

—Exactamente, es sólo un niño.

—Dios, Steve. Quizás deberías trabajar menos.

—Consígueme la niñera, Bucky.

Colgó la llamada luego de decir eso, evitando así escuchar una respuesta.

[...]

—No te preocupes, cariño, te prometo que vendrá pronto.

Dijo Tony, estando de cuclillas frente al pequeño Joseph, mientras acomodaba su uniforme y sostenía su mochila sobre uno de sus hombros.

—¿Mi papá está molesto conmigo?

La carita y el tono de voz del niño rompieron el corazón de Tony, por lo que lo abrazó aunque fuera algo contra las reglas, porque ya las había roto desde que sintió un lazo con el pequeño en el primer día que se conocieron.

—No te preocupes Jo, te prometo que no puede molestarse contigo. Eres demasiado tierno.

Respondió el maestro cuando se separó del infante.

Joseph asintió con la cabeza, y Tony se levantó para abrir las puertas del jardín.

—¿Quieres ir a los juegos mientras llamo a tu papá?

—¡Si, maestro por favor!

Tony sonrió y abrió finalmente la puerta principal. El pequeño entró corriendo y fue directo a los juegos.

El maestro dejó esa fachada de simpatía cuando vio a Steve bajar del auto muy tranquilamente.

Una hora y media tarde, y aún así tiene el descaro de caminar tranquilamente.

Anthony se acercó caminando con furia apenas lo vio, y le golpeó el pecho con algo de fuerza medida para no ser tan brusco e imprudente.

—Tú, maldito imb... Dios, llegas hora y media tarde y tu hijo estuvo esperándote con una carita de tristeza que me rompió el alma.

Steve tomó las manos de Tony -que estaban en su pecho aunque el maestro no lo haya notado- y lo miró.

—Tony, tony. —Llamó varias veces antes de que el castaño por fin lo mirara. —Tony, escúchame. Llegué tarde porque le estaba buscando niñera a Joseph.

Tony se indignó y quitó las manos de las del rubio de forma brusca.

—¿Y te atreves a buscarle niñera?

Qué mala imagen de padre estaba dejando el rubio este año.

—Recuerda que fui y volví porque me llamaron hoy en la mañana, perdón.

Tony iba a responder pero nunca antes había escuchado al soldado pedir perdón. Al instalarse un silencio entre ambos, Steve continuó hablando.

—No encontré niñera para Joseph. —Habló. —No me convenció nadie.

Tony hizo una mueca, dejando de mirar al rubio tan lindo como idiota.

—Así que necesito que seas niñera de Joseph.

Los ojos miel volvieron al rostro contrario con asombro. Joder, no sabía qué decir, lo tomaron por sorpresa.

Nuevas Oportunidades - [Stony]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora