T R E I N T A

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Sharon estaba llegando a la avenida principal cuando frenó en seco al tener una idea grandiosa.

Hace un año más o menos que no hablaba con el militar que había puesto en la mira, y lo peor es que cortaron la comunicación de un momento a otro, lo cual era frustrante considerando que el que mostró interés primero fue Steve.

La rubia hizo una mueca, sabiendo que Tony debía estar cerrando el jardín aún, así que giró sobre sus talones y caminó a paso rápido hasta el lugar.

Pedirle el celular de Steve para luego entregárselo en persona le parecía la excusa perfecta para encontrarse con el rubio y aclarar sus dudas.

Cuando iba llegando, vio el auto del maestro Stephen Strange avanzando con algo de velocidad para ser una calle poco concurrida, mientras que por la acera iba Tony caminando muy tranquilamente.

Sospechoso que vaya en dirección contraria a donde siempre tomaba el autobús.

Cuando lo vió girar unas dos cuadras más allá del recinto donde su sobrina tomaba clases, comenzó a correr, si no, no lo alcanzaría.

—¡Ton-!

Se quedó en silencio frente al auto del rubio, viendo como ambos hombres compartían un beso y una sonrisa.

Se escondió detrás de una pared, sintiéndose algo aturdida. Joder, quizás solo vió mal... pero Tony estaba en el auto con el rubio, de eso no hay duda. Se asomó nuevamente, esta vez, sacando su celular y tomando fotografías del beso, del cómo se miraron luego y la sonrisa estúpida que compartieron.

Cuando escuchó el sonido del motor, Sharon se apoyó nuevamente en la pared, disimulando cuando el auto pasó por la calle frente a ella.

Mierda, sabía que Steve se traía algo desde que la comenzó a ignorar, pero nunca imaginó que fuera algo con el maestro de su sobrina y de su propio hijo.

[...]

La rubia no era una mala mujer, ni tenía intenciones oscuras ni perjudiciales para el resto, sólo es algo persistente cuando quiere algo... o a alguien.

Sharon estaba moviendo su tacón contra el suelo en un gesto desesperado de quitar el nerviosismo que estaba sintiendo.

Ella consideraba a Tony un amigo o algo así, pero ahora no podía evitar tenerle algo de recelo e incluso algo de resentimiento.

—¿Te puedo ayudar en algo?

Pepper se sentó frente a la rubia, porque acordaron verse en una cafetería cercana.

Sharon tenía evidencias y motivos para echar todo a perder en esa relación informal, pero se estaba conteniendo, primero debía tantear el terreno.

No quería que Pepper fuese salpicada con todo esto.

—No en realidad, Pepps, sólo quería saber cómo estabas de tu embarazo.

La pelirroja sonrió un poco más calmada, acomodándose en el asiento.

—Oh, la verdad es que aún no estoy embarazada, pero lo estoy intentando con todas mis ganas.

Sharon sonrió cuando llegaron los cafés a la mesa, y sin pensarlo sólo habló.

—Me encontré con Thor hace poco.

Inmediatamente la cara de la pelirroja cambió un poco, notándose incómoda.

—Qué cambio drástico de tema. —Dijo la directora, acomodándose en su asiento. —Umh, pues, me alegro que sigan en contacto... supongo.

La rubia puso su mano sobre la mano de la pelirroja en señal de apoyo.

—Sé que te hicieron mucho daño con el escándalo de hace unos años, Pepps...

—No estoy entendiendo a qué te refieres, Sharon. Quiero decir, ¿a qué esperas llegar?

La pelirroja estaba comenzando a sentirse extrañada por la actitud de su conocida, casi amiga.

—No es nada, en realidad sólo quería decirte que estoy orgullosa de todo lo que haz logrado a pesar de los problemas. —Sharon se dió cuenta de que estaba siendo un poco indiscreta, así que desvío el tema mientras le sonreía. — Sé todo lo que tú y Tony trabajaron por ello, ¿no?. Incluso les costó su relación.

Pepper soltó la mano de la rubia, sonriendo por cortesía también.

—Gracias por eso, el jardín nos unió más de lo que nos separó en realidad, y confío plenamente en Tony desde siempre.

Sharon quiso gritar y maldecir al castaño en ese instante. Su nombre le causaba una incomodidad en el estómago.

—Claro... Tony es muy bueno, es para que los demás sepan que pueden confiar ciegamente en él, ¿no?

Pepper la miró con confusión, ladeando un poco la cabeza. Quizás la rubia dejó salir un poco de ironía en su voz.

—¿Sharon, todo bien con Tony?

—Por supuesto, somos amigos íntimos como tú y él. Jamás haríamos nada para perjudicarte, no te preocupes.

Luego de eso, reinó el silencio mientras Pepper ponía la tapa a su vaso de café, y se levantaba de la mesa.

—Supongo... bien, debo irme tengo reuniones importantes y así. Gracias por el café, señorita Carter, nos vemos.

La pelirroja salió rápido del local, mientras Sharon golpeaba sus uñas contra la mesa con una sonrisa suave.

Okay, había logrado su propósito y aunque principalmente no quería salpicar a Pepper en esto, con su actitud borde de ahora, lamentaba decir que la pelirroja también iba a estar dentro del problema.

Nuevas Oportunidades - [Stony]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora