D O S

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—Me parece una persona fascinante.

Dijo Natasha con una sonrisa.

—La verdad, a mi también. —Concordó Bucky riendo, tomando una cerveza. —Nosotros te lo decimos todo el tiempo, pero que te lo diga el maestro infantil de tu hijo es magnífico.

Era viernes, Joseph estaba en la sala viendo televisión mientras dibujaba. Steve y su pareja favorita estaban haciéndose compañía con pizzas y cervezas.

—Jesús, ¿están conmigo o contra mí?, quiero decir, ni siquiera llevo una semana, sólo debo acostumbrarme.

La pareja rió mientras se miraban.

—Vamos, Steve, admite que perdiste el don de la puntualidad hace un largo tiempo. Te enfocas mucho en el trabajo incluso los fines de semana.

Steve miró a la pelirroja, e hizo una mueca.

—Quizás deba contratar una niñera.

Respondió el rubio no queriendo darles la razón. Desde que falleció Peggy, había convertido su trabajo en un refugio, y eso todos los presentes lo sabían.

—Quizás debas encontrar una pareja.

Dijo Bucky, abriéndole otra cerveza al rubio cuando éste se bebió la que tenía en su mano de un sorbo.

—No es una opción.

—Cariño, Joseph necesita una mamá y tú alguien en quién apoyarte.

Cuando Natasha le dijo cariño, por un breve segundo, como una estrella fugaz se volvió a recordar del molesto maestro que saludaba con ese apodo a Joseph todas las mañanas y todas las tardes.

—No. —Negó en voz alta por su recuerdo, y también por lo que su mejor amiga sugería. —La madre de Joseph es Peggy, y siempre será ella.

—No digo eso, Steve. No es reemplazar, es continuar con tu vida.

Bucky sintió el ambiente incómodo, por lo que tomó un trozo de pizza y se lo metió en la boca bruscamente a su amigo para que no pudiera continuar respondiendo.

—Sólo... quizás debas buscar nuevas oportunidades, amigo.

Sonrió el de cabello largo, tomando la mano de su pareja y desviando el tema de conversación luego de eso.

[...]

Sus amigos se fueron a dormir en el cuarto de invitados una vez terminó la cena y la conversación.

Por supuesto también todas las cervezas, Natasha llevó a Bucky casi cargado hasta la habitación.

Steve estaba algo agotado, y la conversación sobre una madre para Joseph se repetía en su mente como un bucle. No estaba molesto con sus amigos por querer que él y su hijo estén bien, pero, no podía negar que pensar en estar con otra persona lo hacía sentirse como beber un trago amargo.

Tomó a su hijo ya dormido del sofá, apagó la televisión y las luces para luego ir hasta su dormitorio. 

Había sido una semana agotadora y no lo había notado hasta que se acostó junto a su hijo y lo abrazó fuertemente.

Nuevas Oportunidades - [Stony]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora