V E I N T I T R É S

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Steve había bajado del auto junto con su hijo, dejando a un Tony nervioso en el auto.

Quería gritar de la emoción, contarle a alguien de sus amigos que por fin estaba en una relación que tenía futuro, que sentía que era la correcta y que valía la pena, pero no podía hacerlo. Sus amigos trabajan con él, en su mismo ambiente y realmente no quiere problemas.

Si Pepper se entera...

—Ya volví. —Steve subió al auto, sonriendo y sintiendo el perfume del castaño por todo el lugar. —¿Está todo bien?

Tony dejó sus pensamientos de lado, mirando al capitán con una sonrisa suave. Estaba preocupado, sí, pero también estaba dispuesto a disfrutar el momento.

—Está todo bien, cariño.

El más pequeño puso su mano en la mejilla contraria, dándole un dulce beso al acercarse al rubio.

—Me gusta que me digas así.

Murmuró Steve cuando se separaron y se acomodó en el asiento del piloto, poniéndose el cinturón de seguridad.

—Al principio detestabas que le dijera así a Joseph.

—No es cierto, sólo me irritaba que te quisiera tan pronto.

Dijo Steve a broma, sonriendo mientras comenzaba a conducir. Tony rió bajito, cruzándose de brazos mientras lo observaba.

—Es que soy un amor, ¿quién no me querría? —Steve abrió la boca para hablar pero fue interrumpido. —Hasta tú caíste, así que no tienes nada que decir al respecto.

El rubio rió de acuerdo, sintiendo esa calidez en su pecho y la comodidad en el ambiente, entonces todo estuvo bien.

[...]

Un restaurante era la expectativa de Anthony, la típica cita en California, pero fue brutalmente silenciado con sus pensamientos cuando llegaron a la playa.

Fue un ciento cincuenta por ciento mucho más intrigante y emocionante que un restaurante.

El militar tomó la mano del castaño apenas bajaron del auto, caminando (guiando) hacia una gran carpa blanca, con una mesa en el centro de la arena, velas, y dos sillas para ambos.

Definitivamente sus expectativas estaban erradas, Steve era todo un caballero.

—No te lo había dicho antes, pero te ves precioso, Tony.

El castaño sólo pudo reír por los nervios, acariciando la mano contraria con su pulgar.

—Gracias Steve, tú tampoco luces nada mal.

Murmuró a broma lo último, pues era evidente que el rubio no podía verse mal ni aunque lo intentara.

—Sé que lo dices así porque te da vergüenza admitir que te encanto.

El castaño rodó los ojos, tirando de su mano para que se callara.

—Cállate, eres una cabecita con alas, no piensas.

El rubio sonrió, y una vez estuvieron en el centro de la carpa, Steve le movió el asiento a Tony para que se sentara.

Una vez lo hizo, fue a su asiento.

—Tony...

El castaño dejó de mirar el mar frente a él para dirigir sus ojos miel a esos ojos tan bonitos como el mar que hace unos momentos observó.

—Steve.

Unieron sus manos sobre la mesa, procurando no tirar las velas.

—Gracias por llegar a mi vida.

Ese revoltijo en el estómago hizo a Tony sonreír, sintiéndose un adolescente de quince años.

—Gracias a ti por darme la oportunidad de entrar a tu vida y cuidar de Joseph.

Ser cursi no era algo a lo que acostumbraba, al menos no con los apoderados de su jardín o adultos en general, pero con Steve no podía evitarlo.

—Está bien, supongo que tenía que pasar.

Entrelazó sus manos sobre la mesa, mirándolas fijamente.

—Sí, puede ser.

Aunque a Tony le gustaba cómo se habían dado las cosas, no podía no pensar en qué pasaría si los descubren, si en algún momento alguien los ve, o Joseph lo dice, sería algo terrible porque él amaba su trabajo.

—Tony, ¿todo está bien?

El castaño asintió, dándole un beso a sus manos juntas.

—Sí, pero tengo hambre, ya te tardaste con la cena.

El rubio sonrió, levantándose luego de darle un beso en la frente y llevó los platos (que ni siquiera había notado en otra mesa más pequeña) hacia la mesa para comenzar a comer.

Una copa de vino, lasaña y su novio frente al mar era en todo lo que el maestro quería pensar en esta noche.

Podrían ser felices juntos, estaba seguro. Podrían formar una familia, también lo sabía.

Pero, ¿podrían hacerlo público?, ¿cuándo?, y lo peor de todo es, ¿cómo?

Nuevas Oportunidades - [Stony]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora