Nuevas Oportunidades - [Stony]

V E I N T I N U E V E

Tony intentó sonar normal aún dentro del baño, y aún cubriendo la boca del desequilibrado rubio que sólo hizo todo esto por celos.

—Salgo en un minuto, señorita Carter...

Respondió mirando a Steve, quién lo miraba con diversión. Sólo por eso Tony le dio un golpe en el hombro con algo de suavidad.

No debía escucharse en absoluto que había otra persona junto a él.

—Si, es que están preguntando por el señor Rogers.

Mi.er.da.

Tony miró con enfado a Steve. El rubio se encogió de hombros con confusión. Dios, definitivamente el niño no es Joseph, si no, Steve.

El castaño rodó los ojos mientras su corazón latía por besar a ese rubio ahora mismo.

—¿El señor Rogers?, ah, si el señor Rogers tuvo que retirarse antes.

Respondió Tony, aún con su mano presionando la boca de Steve.

—Se le quedó su celular entonces, Tony.

—Eres un idiota.

Le susurró bajísimo al rubio, que estaba comenzando a besarle la mano.

Si, definitivamente es un niño.

—Señorita Carter, vuelvo en dos minutos, espéreme ahí por favor.

—¿Seguro está bien, maestro?

Que chica insistente.

La rubia tocó la puerta desde fuera, y Tony sólo pudo decir un fuerte "si". Los tacones se alejaron luego de eso.

—¡Eres un idiota, casi nos descubren!

Susurró Tony, quitándole la mano de la boca al rubio, y acomodó su ropa sin cuidado.

—No te vi con quejas...

—Ugh, vete ya, te devolveré tu celular a la salida.

—¿No me verán al salir?

La paciencia de Tony se estaba colapsando un poco. Cosa rara considerando que trabaja con niños a diario.

—Escóndete, Steve. No sé, estaciona el auto más lejos, dios, no lo sé.

Tony iba a abrir la puerta, pero antes de eso, Steve lo abrazó por la espalda y le dio un suave beso en la mejilla.

—Te quiero, beloved.

Un suspiro salió de los labios de Tony, y sonrió un poco, devolviéndole el beso en la mejilla.

—También yo, Stevie. —Dijo bajito, sosteniendo la manilla de la puerta en su mano. —Ahora vete antes de que te castre.

Se separaron, y primero salió Tony, verificando que no haya nadie cerca. Minutos después, salió Steve en la dirección contraria.

[...]

—Gracias por asistir, nos vemos el próximo mes.

Tony se despedía de las madres en la puerta principal del jardín, esperando hasta la última para cerrar el recinto luego.

—Nos vemos maestro Tony.

La última madre se despidió también, caminando hacia la avenida principal para ir a tomar el autobús.

Tony las conocía a todas y cada una de ellas, por lo que sabía la dirección que tomaban.

Una vez estuvo fuera de su campo de visión, cerró la puerta principal y se apoyó en ella, agotado.

Sin poder evitarlo, una sonrisa salió de sus labios por el estúpido de Steve y sus actos sin pensar. Imbécil, estuvieron tan cerca de ser descubiertos y aunque en el momento le puso los pelos de punta, ahora le causaba gracia.

Todo por un simple toque en la cintura de alguien que no era el rubio.

Demonios, estaba tan enamorado de él.

Tony suspiró, animándose a caminar hasta donde Steve le dijo que estaba estacionado.

—Tones.

El castaño se volteó, viendo a Strange junto a él, dentro de su auto.

-Strange. —Saludó por cordialidad. —Lo siento, tengo prisa...

—Te llevo.

Tony negó rápidamente, guardando las llaves en su bolsillo.

—No, tranquilo, tomaré el autobús.

Claro, el autobús Steve Rogers.

-—ony...

—Lo siento, pero creo que no quedó claro, Stephen. No podemos ser lo que éramos antes, así que sólo podemos ser colegas.

El pelinegro alzó una ceja en confusión, pero Tony sólo le dió una suave sonrisa y caminó de vuelta a la dirección donde estaba su rubio esperándolo.

Escuchó el auto de Strange avanzando con algo de rapidez, y suspiró con calma, sabiendo que en su vida sólo hay espacio para un Stevie.

Y para un Joseph, por supuesto.