36: Dejarte

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Lavinia


-¡suban!, ¡rápido! - la voz del líder resonó entre los gruñidos de los muertos junto a las respiraciones aceleradas del grupo quienes subían a toda prisa por la pequeña escalera hacia el último piso, la pequeña Judith llorando desconsolada en los brazos de Maggie y los muertos detrás de nosotros.

La distracción logró abrirles paso para correr a la escalera, sin embargo, no fue suficiente, no en un espacio tan reducido.

Maté a un caminante qué estaba pisando mis talones con mi navaja y corrí nuevamente pero un lloriqueo me hizo mirar alrededor, una melena rubia, en la esquina opuesta, acorralada por por 3 caminantes.

Beth.

Mierda.

Mi cuerpo se congeló en su lugar por un segundo que pareció una eternidad, una parte retorcida de mi mente me decía que me fuera, que corriera hacia las escaleras y saliera con el resto del grupo pero otra parte de mi, una a la que no había visto desde hacía años, decía que no podía dejarla, a pesar de nuestras diferencias, Beth sigue siendo una persona, sigue siendo parte del grupo.

-mierda- gruñí, mis pies comenzaron a moverse hacia la chica rubia que tanto detesto.
Empujando a varios caminantes qué se metían en mi camino, tomé la gastada ropa de uno de los muertos que estaban sobre Beth y la navaja desapareció en su cráneo, el siguiente lo empujé lo más lejos que pude para tomar finalmente al que estaba sobre ella, intentando morderla.

Nuestras miradas chocaron, la sorpresa y el terror al mismo tiempo reflejaban cada parte de su pálido rostro.

-¡corre! - grité, logrando que la chica reaccionara, levanté la navaja para matar al caminante qué ahora buscaba morder mi piel pero el golpe de la pequeña mano de Beth hizo que mi agarre se debilitara y esta se resbalara de mis dedos. - ¿qué hace...?,¡joder! - mis palabras quedaron en el aire cuando empujó al muerto sobre mi, haciendo que ambos cayeramos al piso, mi cabeza golpeando el concreto y el muerto encima de mi.

- suerte en el infierno, Lavinia - mi vista se nubló debido al golpe, todo a mi alrededor girando, sentí su pesada mirada sobre mi, solo un segundo más antes de escuchar sus pisadas subir las escaleras de metal.

No podía ser más estúpida.

Debí haberme ido, debí dejarla.
La Lavinia de antes no lo hubiera dudado ni un segundo pero estas personas me habían cambiado, mi tío Daryl, Glenn, Carol, Rick y por supuesto, el pequeño sheriff y ahora, mierda, ahora era débil y esa debilidad me llevó a este preciso momento.

Quizás era lo mejor, quizás debía  dejarme morir, lo único que me esperaba si sobrevivía es Woodbury, Philip y mi padre y ese destino es mil veces peor que esto.

Sollocé, llamando la atención de más muertos, el rostro podrido del caminante sobre mi me hizo sentir la comida a punto de regresarse y el aire en mis pulmones comenzaba a escasear.

Mis brazos seguían haciendo fuerza sobre el pecho huesudo del muerto, ¿de verdad no quería morir?, ¿o sólo era el instinto de supervivencia el que me hacía seguir luchando?

Los ojos azules de Carl Grimes aparecieron en mi mente y esa fue la respuesta a mi pregunta.

No quiero morir.

Lost ¦ Carl Grimes |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora