Lavinia
Con el sombrero en mi cabeza regresé a la casa donde había dejado a la pequeña, ella seguía dormida así que decidí volver a salir para buscar algo de comida.
Entré a una casa con mi cuchillo en la mano y mi arma en su funda por si acaso, golpee la pared haciendo ruido, un caminante salió de lo que parecía ser la sala, lo empujé a la pared y enterré mi cuchillo en su nuca.
En la cocina, al final de la alacena encontré solo dos latas de fruta y 2 botellas de agua, no había absolutamente nada más.
Subí las escaleras, y entré a una de las habitaciones, tenía la mitad de una pared de color azul y otra de rosa.
Parecía que era una habitación compartida, un niño y una niña, me llamó la atención que había una cuna, enseguida pensé en la niña, pero se me dificultaría demasiado en llevarla hacía la casa.
Busqué entre toda la ropa y pude encontrar un pequeño vestidito color rosa que estoy segura le quedará hermoso a la pequeña, y algunas playeritas más, también unos zapatitos blacos.
Lo metí en la mochila y entré a otra habitación, supongo que era de los padres, en toda la ropa encontré solamente una blusa para mi y algo de ropa interior.
Salí de aquella casa y seguí caminando pero me detuve al ver una lata de pudín de chocolate de 3 kilos totalmente vacía.
Me hubiera venido bien a mi.
Caminé un rato más, la tarde estaba cayendo y el sol estaba más fuerte cada segundo, sin embargo me detuve al ver al mismo chico frente a una puerta con una lámpara en su mano derecha, corrió hacia la puerta pero lo único que consiguió fue darse un fuerte golpe contra la puerta que lo hizo caer al piso, solté una fuerte risa y me acerqué, él me miró molesto y se puso de pie.
Mirando el sobrero sobre mi cabeza.
-¿Otra vez tú?
-si sheriff, otra vez yo.
-¿qué quieres?
-bueno, ¿alguien necesita mi ayuda otra vez?- pregunté con una irónica sonrisa.
-no, no necesito tu jodida ayuda, hace rato tampoco la necesitaba.
-estarías muerto si no fuera por mi.
-no necesito tu ayuda, puedes irte.
-¿el pequeño sheriff se levantó de mal humor?
-demonios, deja de joderme y lárgate- gruñó, haciendome reír y sin decir nada caminé hacía la puerta, saqué un broche para el cabello y lo metí en la cerradura, logrando fácilmente abrirla.
Miré al chico con una sonrisa triunfante y
entré a la casa con mi arma en mano, un caminante salió de pronto tirándome al piso,y mi arma lejos.Mierda.
El cuchillo en mi cinturón de la pierna no lograba alcanzarlo.
Pero de pronto el caminante cayó muerto sobre mi, lo quité de encima y encontré al chico con una sonrisa en su estúpido rostro.
-¿ahora quién necesita ayuda de quien?
Idiota.
Me puse de pie,tomé mi pistola y entré por completo a la casa, en la cocina pude encontrar algunas botellas de agua, latas de comida y fórmula para la pequeña, estaba por guardar las botellas de agua pero el brazo del chico me detuvo, pude observar mejor sus ojos.
Eran hermosos, muy azules.
-¿que crees que haces?
-guardo provisiones - dije zafándome de su agarre.
- está casa la encontré yo, las provisiones son mías.
-yo te abrí la puerta, creo que serían de ambos.- me crucé de brazos, el me miró por unos segundos pensándolo y después asintió.
- bien, 3 botellas de agua y 4 latas ¿feliz?- preguntó en un tono frío.
-si, feliz- respondí y guardé lo que me correspondía en mi mochila incluyendo la fórmula, enseguida lo hizo él en aquella bolsa que traía.
- ¿para que quieres la fórmula? - preguntó de pronto.
- no para mi, ¿cierto?, estoy cuidando a una pequeña que encontré en una iglesia, no tiene más de un año y tengo que alimentarla- en cuanto dije eso, el chico se puso aún más raro, sus ojos se pusieron oscuros y parecía que quería llorar- oye, ¿estás bien?- sin embargo el chico no respondió, solo comenzó a caminar hacía la salida.- ¡espera!- grité pero no se detuvo, corrí y lo tomé del brazo evitando que siguiera caminando, ya habíamos salido de la casa.
-¡déjame en paz!-gritó.
En otro momento ya lo habría golpeado, pero necesito esto.-solo quiero saber si estás bien.
- ¡ni siquiera me conoces! No te importa.
-no tengo que conocerte para preocuparme - respondí.
En realidad no me importaba, pero esperaba que tuviera un grupo para poder sumarme.
El solo suspiró.
- Soy Lavinia McNally - extendí mi mano hacía el - ¿tu eres?- me miró unos segundos sin decir nada y con su rostro totalmente serio, al ver que no pensaba tomar mi mano la bajé.
-¿Lavinia?-volvió a preguntar frunciendo sus cejas.
-¿cuál es tu nombre?- me animé a preguntar nuevamente, después de unos segundos que solo se quedó mirando la pared.
-Carl Grimes- respondió sin mirarme y se dió vuelta para irse pero se detuvo de golpe.- espera, ¿donde dices que encontraste a aquella niña? - me miró atentamente, su forma de mover las manos mostraba desesperación.
- si quieres que te cuente, ¿porque no entramos a la casa?
-de acuerdo- asintió y entró, lo seguí y nos sentamos en el piso.- ¿entonces?- preguntó desesperado.
-la encontré en una iglesia en medio del bosque, la niña estaba en en una caja..
-¿como es la niña?- me interrumpió, me sorprendió ya que parecía que no me estaba escuchando.
- es rubia y tiene unos hermosos ojos marrones, tiene un vestido amarillo.
- es Judith- murmuró.- mierda es Judith, llévame con ella.
-¿Qué? ¿Judith? ¿Porqué te llevarían con ella?- estaba totalmente confundida.
- no puedo explicarlo ahora, ¡llévame con ella!- gritó poniéndose de pie.
- si no me dices no te puedo llevar, puedes hacerle daño...
- ¡es mi hermana, carajo! Llévame con ella- volvió a interrumpirme en un grito.
Que pequeño es el mundo.
-vamos entonces- salimos de la casa a toda prisa.
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Lost ¦ Carl Grimes |TERMINADA|
Fanfiction-¿Estás seguro de que quieres hacer esto? Quizás no sea la decisión correcta. -quizás, pero no me importa. -¿qué quieres? - preguntó en un susurro. -besarte. - respondí con una sonrisa. -no ahora, si no ¿que quieres de mi? -no lo sé...