Lost ¦ Carl Grimes |TERMINADA|

41: Infierno

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Vinnie

El aire se sentía escaso, olía a humedad, tierra, suciedad. Ésto era familiar. Demasiado familiar.

¿Dónde demonios estoy?, los recuerdos de lo sucedido me golpearon con fuerza, ¿no me habían disparado?, lo último que escuché fue la voz de Carl pidiéndome que no me quedara dormida, en ese momento creí que era mi final pero ahora, ¿estaba muerta o quizás...algo peor?

Mis ojos se sentían pesados, parecía que no querían abrirse, no quería confirmar mis sospechas.

Por favor, que esté muerta, que esto sea el infierno.

Mi cuerpo entero dolía, comencé a ser consciente de cada sonido, cada textura, de mis manos atadas a cada lado de mi cuerpo, de la incómoda cama debajo de mi. Por un segundo me sentí revivir aquellos momentos con Merle y Philip.

No, no, no, no, no.

Maldita sea, no.

El terror me hizo abrir los ojos de inmediato. Oscuridad fue lo primero que me recibió, segundos después que mi vista se adaptó, la gastada pared frente a mi tenía algunos garabatos que conocía a la perfección, justo como cada rincón de esta habitación.

Mi peor miedo se había vuelto realidad. Volví a Woodbury.

Sentí mi respiración detenerse y lágrimas mojaron mis mejillas.
Hubiera preferido morir antes que volver aquí, estuve a punto de hacerlo, ¿por qué no dejarme ir finalmente?, después de todo, ya no hay absolutamente nada que me quede en este mundo.
Fui arrebatada de Daryl y de la familia que había formado. ¿Acaso Daryl estaba aquí junto a Merle?, o quizás... ¿Se habrá quedado con el grupo?, ¿si quiera tuvo opción?, tantas preguntas abrumando mis pensamientos y ninguna respuesta.

¿Qué había de Carl?, sabía que logré apartarlo de aquel hombre pero, ¿seguía vivo?, aquellos ojos azules aparecieron en mi mente, oh, Carl, como quisiera estar contigo en este momento.

De pronto, la realidad de que estaba de vuelta justamente en esta habitación me hizo temblar, mis manos comenzaron a tirar con fuerza de la soga en mis muñecas, sin éxito y mis sollozos incontrolables llenaron la habitación.

Necesitaba salir de aquí o morir en el intento pero sabía que no podría soportarlo más, no sin romperme por completo.

De todos los lugares en Woodbury, ¿aquí es donde prefirieron traerme?, a esta maldita habitación, mi celda personal, mi propio cuarto de castigo.

Lo merecía quizás por escapar pero ahora todo era diferente, el grupo me cambió, Carl lo hizo, ya no era la misma persona.

Las cuerdas rasgaban la piel de mis muñecas, sabía que era en vano, no podía escapar pero mi cuerpo se movía involuntariamente, incluso el dolor intenso en mi abdomen me parecía en ese momento insignificante.

Respiré hondo, intentando calmar las lágrimas que opacaban mi mirada, si hacía más ruido, sabrán que desperté y vendrán por mi.

Debo ser más inteligente.

Observé la habitación en busca de algo que pudiera ayudarme a salir de esto pero justo como siempre, se encontraba vacía más que por la incomoda cama en la que me encontraba y la puerta a la derecha, eran exactamente 7 pasos, aún recordaba todas aquellas veces que recorrí esta asquerosa habitación, cada rincón, cada ladrillo, cada grieta, cada insecto.
Y aún así, sabiendo que no había absolutamente nada para lograr salir de aquí, seguía observando todo lo que mis ojos podían ver a través de la oscuridad.