Why would I be? || Ron Weasley.

03

_____ Potter.

Harry a mi lado me comenzó a mover bruscamente haciendo que me despierte sobresaltada.

— ¿Que pasa? — pregunté adormilada.

— Tenemos que irnos — dijo en susurro parándose de la cama.

— ¿Que? ¿De que estás hablando? — me incorporé en la cama.

Harry tomó su mochila y sus zapatos y comenzó a ponérselos junto con un suéter.

— Harry, no nos podemos ir, no iré a ninguna parte — dije confundida.

— Bien.

Harry no dijo nada más y salió de la habitación hacía el patio, tomé mis zapatos y alcancé rápidamente a mi hermano quien ya iba a una distancia considerable.

— Aún debemos esperar — dije tomándolo del brazo para darlo vuelta.

— Me iré sólo aún si no vas — dijo bruscamente.

— Harry espera un poco, ¿Si? no nos podemos ir así como así, preocuparemos a los demás.

— Ella tiene razón — me giré y vi a Ron salir por la puerta de la casa.

— No quiero que muera nadie más, no por nosotros— dijo Harry de manera más calmada.

— ¿Por ustedes? ¿Crees que Ojoloco murió por ustedes? ¿Crees que hirieron a George por ustedes? Podrás ser el elegido amigo, pero esto es mucho más grande que tú.

— Ron tiene razón, esto nos supera — dije.

— Vengan conmigo — dijo rápidamente.

— Iremos contigo, pero no ahora, ademas aún tienes el detector y va a ser la boda... — dijo Ron

— No me interesa la boda, lo siento, no importa de quien sea, debemos seguir buscando los Horrocruxes, solo así podremos vencerlo y si seguimos aquí más fuerte se hará.

— Está no es la noche, solo le haríamos un favor.

Ron se acerco a Harry quien se había quedado en silencio y tomó su mochila para volver a caminar a la casa.

— Tranquilo, relájate un poco — dije tomando del brazo a Harry mientras caminábamos de vuelta a la madriguera.

— ¿Creen que lo sepa? Bueno, los horrocruxes son parte de él, de su alma, cuando Dumbledore destruyó el anillo y ustedes el diario, debió sentirlo.

— Tal vez.

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"Bill y Fleur"

Omnisciente.

— ¡Todos juntos! — gritó Arthur a los presentes — Uno, dos, tres.

Dicho eso todos comenzaron con sus varitas a elevar la gran carpa donde sería la boda por la tarde.

— ¿Cómo se ve de su lado? — le gritó Arthur a Fred, George y Ron.

— ¡Genial! — le contesto Fred.

Pero una presencia inesperada llegó interrumpiendo su actividad, haciendo que todos compartieran miradas de preocupación.

— No puede ser, ¿Qué hace aquí el ministro de magia? — preguntó George sorprendido.

El ministro llegó y pidió hablar con los cuatro amigos a solas.

— ¿A que le debemos el placer, ministro? — preguntó Harry al hombre.

— Creo que ambos sabemos la respuesta a eso, Señor Potter — le contesto este.